Rusia y Estados Unidos han llevado a cabo un nuevo intercambio de prisioneros este jueves en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) mediado por sus respectivas agencias de inteligencia. Es un paso más hacia la progresiva normalización de relaciones, que ha ganado impulso desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y que ha implicado la multiplicación de las negociaciones en diversos formatos, desde las conversaciones directas entre el presidente estadounidense y su homólogo ruso, Vladímir Putin, a los encuentros en Riad (Arabia Saudí) para discutir el futuro de la Ucrania invadida por el Kremlin y las conversaciones en Estambul (Turquía) para restablecer unas relaciones diplomáticas plenas, de las que este jueves se ha celebrado una nueva reunión.

El director de la CIA, John Ratcliffe, anunció la consecución de este acuerdo, que implica la liberación de Ksenia Karelina, de doble nacionalidad ruso-estadounidense y condenada a 12 años de prisión y trabajos forzosos en una colonia penal por transferir 51 dólares a una ONG ucrania con sede en EE UU. A cambio, Washington liberó a Arthur Petrov, de doble nacionalidad germano-rusa y que había sido detenido en Chipre en 2023 y extraditado a EE UU a petición de Washington, acusado de exportar a Rusia material tecnológico estadounidense de posible uso militar. Los abogados de Karelina han confirmado la liberación de su cliente y que ya en la mañana de este jueves (en torno a las 8.40, hora peninsular española) había embarcado en un avión en Abu Dhabi con destino a Estados Unidos.

También este jueves, delegaciones de EE UU y Rusia se han reunido en Estambul para avanzar en las negociaciones sobre la normalización de sus relaciones diplomáticas. En el encuentro no se han tratado aspectos relacionados con la guerra de Ucrania, sino únicamente la actividad de las legaciones diplomáticas cuyo funcionamiento se ha resentido en la última década por las sanciones y represalias adoptadas por ambas capitales.

El embajador ruso en Washington, Alexander Darchiev, lideró a los negociadores de su país, mientras que los norteamericanos estuvieron encabezados por la vicesecretaria adjunta para asuntos europeos del Departamento de Estado, Sonata Coulter. La reunión de este jueves se ha celebrado en el Consulado General de Rusia en Estambul, en la céntrica avenida Istiklal, como continuación del encuentro celebrado el pasado 27 de febrero, en la residencia de la cónsul general estadounidense, también en la ciudad del Bósforo. Aquella reunión, que se prolongó durante seis horas, fue definida como “sustancial” por el Ministerio de Exteriores ruso y concluyó con el compromiso de continuar las negociaciones bajo el mismo formato. La elección de Turquía como sede de estos encuentros se debe a que el país euroasiático ha acogido diversas negociaciones entre Washington y Moscú ―servicios secretos, intercambio de prisioneros, entre otros― por ser considerado un terreno más o menos neutral: aunque forma parte de la OTAN, no ha aplicado sanciones a Rusia y se lleva bien con los Gobiernos de ambos países.

La portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Tammy Bruce, aclaró en una comparecencia el pasado martes que, en las conversaciones de Estambul, “Ucrania no está en absoluto en la agenda”, ya que este tema está siendo debatido en las reuniones en Riad entre ambos países. “No hay cuestiones políticas o de seguridad en la agenda [de negociación]. Estas conversaciones se centran únicamente en el funcionamiento de las embajadas, ni siquiera en la normalización completa de las relaciones bilaterales, que solo ocurrirá cuando haya paz entre Rusia y Ucrania”, puntualizó.

“Las partes continuarán los trabajos ya en marcha para levantar las numerosas trabas, incluidas las técnicas, que obstaculizan el trabajo de los diplomáticos”, explicó la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajarova. Según la agencia de noticias rusa TASS, las conversaciones de Estambul se centran en eliminar impedimentos al libre movimiento de los diplomáticos en el país de destino, la expedición de credenciales para nuevos diplomáticos, las restricciones financieras debido a las sanciones ―que dificultan el pago de salarios― y el retorno de propiedades confiscadas. La agencia Reuters cita seis propiedades rusas que han sido clausuradas por EE UU, incluyendo el consulado ruso en San Francisco y las misiones comerciales en Washington y Nueva York, cerrados en 2017 en represalia por la expulsión de diplomáticos estadounidenses de Rusia. Darchiev, citado por TASS, calificó el encuentro de Estambul como un modo de “resolver la herencia tóxica de la anterior administración estadounidense”.

Desde 2014, las diversas administraciones estadounidenses han tomado medidas contra Moscú en protesta por las agresivas políticas de Putin en Ucrania y Europa del Este, lo que a su vez llevó a una espiral de represalias entre ambos países que han reducido las relaciones diplomáticas a su mínimo desde los tiempos de la Guerra Fría. Sin embargo, con la reelección de Trump, Rusia espera una normalización progresiva de los lazos.

EE UU y Rusia realizan un intercambio de prisioneros que incluye a la condenada a 12 años de prisión por ingresar 51 dólares en una ONG ucrania | Internacional | EL PAÍS


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