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¿Hay cada vez menos religión pero más espiritualidad?
La distinción, en efecto, entre lo sagrado y lo profano ya no funciona...
¿Por eso se vacían las iglesias y cada vez hay más meditadores mindfulness ?
Se están resacralizando así espacios y experiencias que antes eran solo profanas.
¿De misa de 12 a gurús y maestros meditadores pijos de inspiración oriental?
En el fondo late la necesidad irrenunciable de ensanchar la dimensión espiritual que nos hace humanos. La sentimos todos de cualquier geografía, clase social, educación...Es universal.
¿Por qué se vacían las iglesias?
Porque la gente busca esa espiritualidad, pero está cansada de la religión si entendemos por religión la mera formalidad y la apropiación de Dios.
¿Cansados de la religión tribal que proclama que solo nuestro dios es Dios?
Nuestra sociedad y nuestra generación se rebelan ante la apropiación por una iglesia de cualquier forma de Dios. Ahora bien, si no es una apropiación, sino una vehiculación, también siguen a quien la logra.
¿Queremos pasar de la religión tribal a la universal por el autoconocimiento?
Lo queremos, porque hay demasiada sangre en las religiones. El nombre de Dios está manchado de sangre. Hay que buscar otras palabras o modos de referirse a él.
¿Hacia dónde va esa neoespiritualidad?
El rechazo más visceral a ese Dios de la sangre ya se ha producido y ahora hay un retorno a lo divino, pero que no debería ser una regresión al pasado, que es el peligro de ciertos neoconservadurismos.
¿Los neoconservadores reducen a Dios y a la espiritualidad al mero rito?
O al dogma. Rito y dogma se nutren mutuamente. El rito sin alma es solo repetición, pero con alma corporiza nuestros sentimientos de forma nueva cada vez.
¿El dogma obligatorio no es lo opuesto a la fe genuina?
Igual que el icono es lo contrario del ídolo. El ídolo satura y aprisiona su sentido; el icono, en cambio, lo proyecta más allá de las palabras. El ídolo te confina en lo que estás viendo; el icono es como un buen poema que trasciende la imagen y las palabras y te lleva más lejos de lo que ves.
¿Por qué hay tan pocas imágenes nuevas de Dios? ¿No se atreven los artistas?
En una sociedad secularizada como la nuestra, han muerto las imágenes de Dios.
¿Y Dios?
Dios no existe. Dios es. Quienes existimos somos nosotros. Somos la existenciación de Dios. El ser que es él se despliega en nosotros...
¿No está reduciendo usted ahora mismo a Dios a mera experiencia humana?
El Dios bíblico trascendente ya está tan alejado de nosotros que ha quedado desconectado de la realidad. A las religiones les falta más mundo, y a nuestra secularidad le falta más espiritualidad.
¿A Dios le falta más mundo, y al mundo le falta más Dios?
Por eso hoy también hay dos modos de ir por la vida: como turistas o como peregrinos. El turista exige lo que ha pagado y se queja si no le dan lo que ha contratado...
Y cada vez hay más.
El peregrino, en cambio, va agradeciendo sorprendiéndose y maravillándose de cuanto ve. Si frente a la exigencia pasáramos a la gratitud, y de la queja, a la sorpresa, viviríamos de otra manera.
¿Qué propone?
Crear espacios donde la meditación sea el punto central, porque es lo que permite vivir en estado de presencia para estar presente a todas las cosas. En Manresa vamos hacia un silenciamiento de la mente...
¿Meditación al cabo?
Al silenciar la mente descubres que todas nuestras imágenes son productos mentales. La palabra Dios no es Dios, pensamos que diciendo Dios ya estamos en Dios, y no. Dios está más allá de toda palabra.
¿...?
Cuando Dios se convierte así en experiencia, se abre un modo de creer que es un modo de comprender todo, y se abre un modo de vivir sobrio y libre de la apabullante saturación de contenidos…
¿Cómo enseña usted a lograrlo?
Hacer silenciar la mente no es fácil. Llega un momento en que no bastan fines de semana: así no podemos generar espacios, lugares donde vivir de este modo. Y eso tendría que ver con un nuevo monacato.
¿Nos propone unirnos a usted en la cueva de Manresa?
El neomonacato es una alternativa de vida que no pretende apoderarse de la tierra ni de Dios, como las religiones. Queremos vivir en la desposesión y la desapropiación desde la rectitud y el agradecimiento.