El año pasado, cuando la festividad anual cayó en la última semana de marzo, un litro de gasolina rondaba los 1,67 euros y uno de diésel los 1,57. Se trata de una rebaja sustancial que favorecerá a los bolsillos de los consumidores. Concretamente, llenar un depósito de 50 litros de gasolina el año pasado costaba alrededor de los 84 euros, y en estos momentos, hacerlo cuesta 76, ocho euros más barato. En el caso del diésel, en la Semana Santa de 2024 un tanque de 50 litros tenía un coste de 79 euros y ahora mismo cuesta 72.

Además, el precio de los combustibles no era tan barato desde Semana Santa de 2021, antes de que se desencadenara la crisis energética que alcanzó su punto álgido en 2022, después de la invasión rusa de Ucrania, lo que disparó los precios de la gasolina por encima incluso de los 2 euros. Hay que remontarse hasta 2021 para encontrar precios más bajos que los actuales. El litro de gasolina se fijaba en los 1,35 euros y el diésel en los 1,22.

Las razones que han llevado al abaratamiento de los carburantes son varias. Por una parte, la incertidumbre geopolítica, provocada principalmente por los aranceles recíprocos anunciados por Trump el pasado 2 de abril y la escalada arancelaria que se ha desencadenado entre EE UU y China desde entonces han desplomado el precio del petróleo Brent, que en estos momentos cotiza a 65 dólares por barril, mínimos de cuatro años. Por ponerlo en contexto, a principios de año un barril cotizaba a 80 dólares.

Además de ello, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió en la última semana de marzo acortar acelerar la retirada de los recortes de producción anteriores, incrementando la oferta, lo cual empuja los precios a la baja.