De la guerra comercial desatada por Donald Trump contra el mundo han sorprendido especialmente las palabras del presidente de Estados Unidos justificando los aranceles en España, en parte, por las cuotas de catalán, vasco y gallego en el cine. Según el mandatario republicano, la protección del audiovisual en lenguas cooficiales es una de las razones clave para aplicar sus nuevos gravámenes contra la Unión Europea. La tesis es que el cine americano recaudaría más si no se impusiesen esas cuotas. “Esta excusa sería la última que te podrías imaginar que podría buscar. Sobre todo porque lo que no se dice en ningún momento es que el cine americano tiene casi un control monopolístico del negocio en todo el mundo y también en España. Si sabemos que las majors norteamericanas están controlando prácticamente un 80% del mercado en salas, mientras el 20% restante lo controlan el resto de distribuidoras independientes, lo que se desprende es que se quejan de que querrían disponer del 100%“, explica a La Vanguardia Francesc Vilallonga, profesor de estructura de la industria del cine en Blanquerna - Universitat Ramon Llull. 

Si las 'majors' norteamericanas están controlando prácticamente un 80% del mercado en salas, mientras el 20% restante lo controlan el resto de distribuidoras independientes, lo que se desprende es que EE.UU querría disponer del 100% Francesc Vilallonga Profesor de estructura de la industria del cine en Blanquerna - Universitat Ramon Llull

Otro de los argumentos  que pone Trump como excusa es el libre comercio, “típico del capitalismo agresivo neoliberal, que dice que las culturas se defienden solas, y eso no es verdad, si no las culturas predominantes acaban imponiéndose sobre las otras”. Por eso, Vilallonga defiende que tanto el gobierno español como muchas legislaciones a nivel europeo velan por la diversidad cultural y lingüística, algo que molesta a Trump, y que resulta una herramienta esencial de la cultura europea para evitar ser marginada“. 

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El cine en catalán ha tenido una excelente cosecha recientemente con títulos taquilleros como El 47, Casa en flames o Wolfgang. Pero el experto recuerda que ”venimos de años históricos en que la presencia del catalán en el cine ha sido prácticamente simbólica“. La Ley del cine vigente establece que el 25% de la oferta ha de estar doblada o subtitulada al catalán, “unas cuotas que nunca se han cumplido”. En 2011, con Ferran  Mascarell como conseller de Cultura se llegó a un acuerdo con las majors para decidir qué títulos se doblaban -se antepuso el diálogo a la imposición de cuotas lingüísticas- ”y en el momento del estreno la presencia de las copias en catalán y castellano nunca es equiparable, siempre hay muchas más sesiones en castellano que en catalán“, lamenta Vilallonga, para quien este acuerdo era mucho más ambicioso de lo que ha resultado. “El cine catalán, especialmente el cine doblado en catalán ha perdido puntos. Ahora hay más cine en catalán por la vía de la producción original en catalán, sin embargo hay menos espectadores de cine doblado al catalán que el que había hace quince años”.  

Eduard Fernández y Clara Segura en 'El 47' Mediapro

Dentro de las acciones para fomentar la oferta de productos y servicios audiovisuales en catalán, el Departament de Política Lingüística de la Generalitat impulsa el doblaje y la subtitulación en catalán de largometrajes y series a través de  dos líneas anuales de subvención de concurrencia no competitiva. Por un lado subvenciones para estrenos en salas -desde los años 90- y para plataformas y en soporte físico desde el 2016.  A partir de 2014 también se estableció un acuerdo anual con Movistar+ para la subtitulación en catalán de películas y series de estreno en la plataforma. El pasado marzo la Conselleria de Política Lingüística abrió el plazo para que las distribuidoras cinematográficas soliciten dichas subvenciones, dotadas con un presupuesto inicial de 1,8 millones y destinadas a “aumentar los estrenos de largometrajes doblados y subtitulados” en catalán en las salas de cine.  

Se trata de la misma línea de ayudas que, en 2024, subvencionó el doblaje o subtitulación de 75 filmes —de ellos, 35 se estrenaron en versión doblada al catalán, 25 en versión original subtitulada en catalán y 15 en versión doblada y subtitulada—. La 'conselleria'  destacó  que, en virtud de tales ayudas, pudieron visionarse en catalán cuatro de las cinco películas más taquilleras en España del año pasado: : Del revés 2, Gladiator II, Gru 4. Mi villano preferido y Vaiana 2. 

Fotograma de 'Del revés 2' Disney

El Departament de Política Lingüística también cuenta con una serie de acciones para fomentar la difusión y el consumo de productos y servicios audiovisuales en catalán mediante una página de cine en la página web de Política Lingüística, así como una cartelera de cine en catalán, una base de datos de cine con más de 11.000 registros y el programa CINC, para fomentar el cine infantil en toda Catalunya. Respecto a las redes sociales, el cine en catalán está presente en X y Facebook y hay un canal de tráileres en Youtube. 

Desde el mismo departamento afirman que para impulsar los contenidos en lengua catalana hay un diálogo con las principales plataformas de contenidos audiovisuales (Netflix, Max, Prime Video, Filmin, Disney + y Movistar+, entre otras) para que incrementen su oferta en catalán. En ese sentido, hay un convenio con 3Cat para la cesión de audios y subtítulos en catalán. También hay una interlocución directa con las asociaciones del ámbito de la distribución y exhibición cinematográfica: Fedicine, Adicine y el Gremio de Cines de Catalunya para incrementar la oferta en catalán en salas y plataformas. Por otro lado, se trabaja con los diversos actores de la industria del doblaje y la subtitulación como la Asociación Profesional de traductores e intérpretes de Catalunya o la Asociación de profesionales de la interpretación y la dirección de Catalunya.  

El doblaje en catalán lo paga la Generalitat, las majors no se gastan ni un euro Francesc Vilallonga

“El doblaje en catalán lo paga la Generalitat, las majors no se gastan ni un euro. Por eso, decir que el cine americano pierde espectadores porque hay una serie de películas dobladas al catalán cuando la presencia de estas copias en salas están bastante marginadas respecto a las copias en castellano no corresponde con la realidad”, admite contundente Vilallonga. 

En el extenso documento publicado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos también se critica las obligaciones que tienen las plataformas como Netflix o HBO, que deben garantizar que al menos un 30% de su catálogo sea de producción europea, y que la mitad de ese contenido esté en alguna lengua oficial de España. “En las plataformas hay una diversificación de las opciones para el usuario, que puede escoger el idioma de la película o serie en cuestión y verla doblada o subtitulada, pero no hay ningún tipo de agravio a nivel de rentabilidad o negocio porque el coste del doblaje es cero (lo asume la Generalitat) y el número de visionados no varía si es una versión u otra”, esgrime el experto, que sostiene que el mercado americano para las películas europeas es muy limitado porque allí no se doblan. 

“El propio contexto de la exhibición americana es muy proteccionista y penalizador contra las películas europeas. Es muy complicado encontrar un distribuidor americano y si lo encuentran se estrenan solo en ciudades como Nueva York o Los Ángeles. El público americano no está acostumbrado a ver cine en versión original”. Vilallonga señala, por lo tanto, que como europeo este tipo de cuotas son necesarias para “defender nuestra industria, identidad y diversidad lingüística porque de otro modo iríamos a la uniformización lingüística y de un tipo de cine y de mirada”.

La estrategia de la UE

Eduardo Escudero, copresidente de la asociación Europa Distribution, que aglutina a cerca de 150 distribuidores independientes de toda Europa, dice que el informe “ataca todas aquellas normativas que en base a una discriminación positiva se han ido consiguiendo en Europa a lo largo de los años y esa discriminación positiva es necesaria para defender la producción europea y la no invasión de contenido americano”. “Europa no tiene nada que ver con los Estados Unidos -prosigue-. Ellos estrenan una película y tienen un mercado de más de 300 millones de habitantes, con una única lengua y un único país y nosotros somos 28 territorios con lenguas distintas y necesitamos cierto proteccionismo”. Cree que desde un punto de vista objetivo pueden sentirse agraviados, pero no en la práctica porque EE.UU. dominan el mercado tanto a nivel plataformas como a nivel distribución en cines. Desde 2018 y con el objetivo de apoyar la diversidad cultural del sector audiovisual europeo, “la Unión Europea exige que el 30% del contenido de la programación sea europeo.  Pese a que al principio hubo cierta resistencia, no hay ningún problema para que las plataformas lo cumplan. Y es más, les interesa. Lo que no quieren es tener ninguna obligación legal de mínimos”. 

EE.UU. estrenan una película y tienen un mercado de más de 300 millones de habitantes, con una única lengua y nosotros somos 28 territorios con lenguas distintas y necesitamos cierto proteccionismo Eduardo EscuderoCopresidente de la asociación Europa Distribution

En cine, la cuota del 30% es una “disposición que no ha tenido una aplicación sancionadora hasta el momento. Ahora en el nuevo proyecto de la ley del cine se habla de bajarla al 20%“. Escudero aboga más por incentivar al exhibidor para que ponga contenidos europeos y españoles que imponer cuotas o sanciones. “Nos guste o no el producto americano sigue siendo, en general, el más atractivo para generar grandes audiencias”. Por eso, “no es creíble lo que argumenta Trump”. Y añade: “Allá donde el cine europeo se dobla, como Alemania, Francia, Italia o España, el cine europeo funciona mejor. El doblaje lo hace más universal y accesible para todo el mundo. EE.UU. decidió que no se doblaba convencido que así protegía su industria y de esta manera películas que son grandes éxitos en Europa, salvo pequeñas excepciones, se convierten en un fenómeno minoritario en EE.UU.”, concluye.  

Así funciona el sistema de política lingüística en el audiovisual catalán que irrita a Trump


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