El canciller de la República, Javier Martínez-Acha, reapareció este viernes 18 de abril y respondió a los cuestionamientos que han surgido en torno a la política exterior del país. Lejos de acoger las críticas como una oportunidad para el debate público, el ministro optó por descalificarlas de forma tajante.

“La crítica hacia la falta de transparencia y la ausencia de una estrategia integral no son válidas, no las acepto”, expresó en un pronunciamiento oficial, dejando en claro que no contempla espacio para disensos sobre la gestión diplomática. Su declaración ha generado reacciones en distintos sectores, que reclaman mayor apertura, explicaciones claras sobre los recientes acuerdos internacionales con Estados Unidos y una política exterior alineada con los intereses nacionales.

El ministro sostuvo que la Cancillería opera en un entorno internacional desafiante, donde las decisiones deben equilibrar intereses nacionales, seguridad y alianzas estratégicas.

Rechazó, además, la versión de que Panamá albergue bases militares extranjeras, afirmando que no existen ni existirán, a pesar de lo que calificó como intentos populistas de desinformar.

Martínez-Acha recordó que las áreas utilizadas para entrenamientos militares datan de hace más de 15 años y han sido empleadas por varios gobiernos bajo distintos acuerdos.

La postura del canciller también fue un llamado de atención a quienes, según él, critican sin estar informados. Invitó a revisar los instrumentos jurídicos firmados por administraciones anteriores y advirtió que algunos señalamientos solo buscan crear confusión con fines “opacos”.

Tras desestimar los cuestionamientos, el canciller cerró su comunicado con un llamado al diálogo entre la Cancillería y la sociedad civil, destacando la importancia de recibir propuestas constructivas para fortalecer la política exterior. Sin embargo, subrayó que todas las acciones diplomáticas se realizan bajo el liderazgo del presidente, José Raúl Mulino.

¿Coincidencia o copia?

El reciente comunicado de Martínez-Acha ha llamado la atención no solo por su tono defensivo, sino por la notable similitud con los planteamientos previos de su exvicecanciller Carlos Ruiz-Hernández, expuestos en un artículo publicado en este medio. En particular, una frase sobre la manera en que ciertos sectores califican los acuerdos internacionales ha generado cuestionamientos sobre la originalidad del discurso oficial.

Mientras Ruiz-Hernández escribía en un artículo de opinión publicado en La Prensa que “insisten en querer llamarlas así por motivos netamente populistas o de titulares”, el comunicado del canciller replicó casi al pie de la letra: “aunque existan personas que insistan en querer llamarlas así por motivos netamente populistas o de titulares”.

Carlos Ruiz Hernández, exvicecanciller y Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos. Foto: Cancillería

Otro extracto del reciente comunicado dice: “Las áreas asignadas para los entrenamientos vienen utilizándose desde hace más de quince años...”, mientras que el exvicecanciller manifestó exactamente lo mismo. Copia o no, esta coincidencia ha reforzado la percepción de que la actual Cancillería no solo carece de autocrítica, sino también de una voz propia frente al creciente escrutinio público.

Como se recordará, Ruiz-Hernández, figura clave en las negociaciones con Estados Unidos durante la crisis provocada por las pretensiones de Donald Trump de retomar el control de Panamá, decidió dar un paso al costado ante la creciente presión.

El jueves 10 de abril escribió su carta de renuncia, un documento que, sin embargo, no fue efectivo hasta el martes 15 del mismo mes. Este movimiento dejó entrever el desgaste de la administración ante una crisis que parecía no tener solución.

Mientras tanto, el canciller, quien hasta ese momento se había mantenido al margen del conflicto, adoptó una postura pública inesperada. En medio de la visita a Panamá del secretario de Defensa de los Estados Unidos, el hombre fuerte del Pentágono, Martínez-Acha optó por ausentarse de las negociaciones y participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Tegucigalpa, Honduras.

Las críticas

El reciente acuerdo entre Panamá y Estados Unidos, que incluyó un memorando de entendimiento sobre temas de seguridad, fue acompañado por una declaración conjunta que generó interpretaciones divergentes en ambos países.

En su intervención, Hegseth destacó que el acuerdo otorgaba a los buques militares estadounidenses el derecho de transitar por el Canal de Panamá con prioridad y sin ningún costo.

Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth en el hangar de aeronaval en Panamá Pacífico. Elysée Fernández

Sin embargo, el ministro para Asuntos del Canal, José Ramón Icaza, matizó esta declaración, precisando que se trataba de un modelo de “compensación por servicio”, asegurando un enfoque de “costo neutral” para Panamá. Las diferencias en la narrativa oficial dejaron entrever un trasfondo de negociaciones complejas y posibles tensiones diplomáticas.

La firma de estos documentos, sumada a la omisión de la soberanía de Panamá en el comunicado emitido por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, desató una fuerte tormenta política en el país.

En cuestión de días, una ola de críticas implacables tomó por asalto la agenda pública, avivando el debate sobre la autonomía del país y su relación con su vecino del norte.

Este giro en la política externa panameña se convirtió en el centro del debate nacional, con la ciudadanía, los partidos políticos y expertos en relaciones internacionales discutiendo el impacto a largo plazo de este acuerdo.

Martínez-Acha reaparece en Viernes Santo sin autocrítica, en tono desafiante y copiando los planteamientos del exvicecanciller | La Prensa Panamá


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