Victoria con sabor agridulce. Un equipo de alumnos del colegio Berrio-Otxoa de Bilbao ha obtenido el segundo puesto en el campeonato de España de ... la First Lego League, la competición de robótica más prestigiosa, en la categoría de proyecto de innovación. El éxito les garantizaba una plaza en la fase final, que se celebrará en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) entre los días 6 y 9 de mayo. Sin embargo, se han visto obligados a renunciar porque era, sencillamente, inasumible.

«Desde el primer momento traté de que los chicos fuesen conscientes de que era muy difícil viajar a Sudáfrica», explica Galder Acillona, profesor de Tecnología y Dibujo Técnico que ha dirigido el equipo y también se ha erigido con el premio a mejor entrenador en una competición en la que participaban 56 equipos. «Debíamos reunir 25.000 euros en cinco días. Lo hemos intentado todo, un crowfunding, hemos contactado con empresas... Pero ha sido imposible», lamenta. «Me da pena por ellos, porque tenían mucha ilusión».

El chasco final no resta, en cualquier caso, mérito a lo conseguido por este equipo, Tecno Divers, formado por siete chicos y tres chicas de 4º de ESO y 1º de Bachillerato del colegio bilbaíno. Diseñaron un robot submarino que incorpora Inteligencia Artificial.

El primer paso que dieron los chavales fue ponerse en contacto con empresas de submarinismo para conocer sus necesidades reales. Y así fue como descubrieron que los buzos no tienen herramientas para saber si podrán trabajar bajo el agua por la visibilidad. Tecno Divers ideó y diseñó un dron que, gracias a una serie de sensores y una cámara, obtiene imágenes bajo el agua que luego analiza la Inteligencia Artificial para determinar el grado de turbidez y saber si se dan las condiciones para que lo buzos realicen la inmersión, por ejemplo, para reparar el casco de un barco, arreglar una tubería, tomar muestras para una investigación...

«Un buzo cobra entre 200 y 300 euros la hora y muchas veces no pueden ni trabajar porque no ven nada. Para las empresas supondría un gran ahorro tener la información sobre la calidad del agua de antemano y saber si merece la pena que los buzos bajen o no», explica Acillona.

Un largo trabajo

Cuando comenzó el proceso, los alumnos de Berrio-Otxoa fueron primero a la feria de empleo de la UPV/EHU para contactar con empresas, luego se reunieron con los técnicos de la Estación Marina de Plentzia, visitaron empresas como Haizea Wind... Ha sido un largo trabajo en el que se han propuesto y descartado ideas, se ha debatido, consultado, tomado decisiones... «Los alumnos han aprendido cómo se trabaja en una empresa real», subraya su tutor. «Es muy interesante, porque en poco tiempo decidirán qué quieren estudiar, y estas experiencias en las que te sales de la educación reglada les ayudan mucho».

Berrio-Otxoa cuenta con un aula de robótica «abierta a quien quiera participar» en la que los chavales se reúnen en la hora del patio. Y de ahí es de donde surgen las ideas. Se trata de un proyecto que el centro trabaja desde hace tiempo alineado con la estrategia STEAM del Departamento de Educación, que busca dar un impulso a las vocaciones científicas y tecnológicas.

Alumnos de un colegio de Santutxu llegan a la final de la First Lego League pero renuncian por falta de dinero | El Correo


Click on the Run Some AI Magic button and choose an AI action to run on this article