El caos arancelario en el que ha sumido Donald Trump al mundo empieza a pasar factura. Los bancos anticipan un beneficio récord en el primer trimestre, según las previsiones de los analistas, pero se enfrentan a cambios comerciales y al riesgo de un mordisco en sus cuentas de resultados si se perpetúa el nuevo escenario global.

Los aranceles han disparado la volatilidad y han tumbado las bolsas. El Banco Central Europeo (BCE) bajó el jueves los tipos de interés de la eurozona hasta el 2,25%, y alertó de un “deterioro en las perspectivas macroeconómicas”. Los bancos españoles siguen viendo a la economía local como más resiliente que otros vecinos europeos, pero asumen que habrá que incrementar las provisiones.

En cualquier caso, lo que ya ha provocado la incipiente guerra comercial es que se hunda la curva del euríbor. Los bancos empezaron el año trabajando con unas proyecciones entre el 2% y el 2,5% para el periodo entre 2025 y 2027, como mostraron los planes estratégicos de CaixaBank y Unicaja. Pero los futuros ya están apuntando a que se acercará al 1,5% a finales de año.

El futuro del euríbor a tres meses para diciembre, que se usa como la mejor aproximación de las expectativas del mercado sobre las decisiones del BCE y la evolución del interbancario, ha caído ya al 1,6% para 2025 y al 1,7% para 2027. Hay un retroceso de 50 puntos básicos en el último mes.

Este descenso del euríbor abaratará las hipotecas, y obliga a los bancos a una revisión de su estrategia comercial para evaluar si priorizan los préstamos a tipo fijo, como han venido haciendo últimamente, o variable. Además, también se espera un descenso del coste en el crédito al consumo y en los préstamos a las empresas. Sin embargo, aquí podría haber un aumento en la percepción del riesgo por el impacto de los aranceles en la macro y, de forma más directa, en la cuenta de resultados de algunas compañías.

Los bancos tenían en sus presupuestos la intención de aumentar los flujos para compensar la caída de márgenes. La nueva curva del euríbor anticipa un descenso en los ingresos por la actividad tradicional de captar y prestar dinero mayor de lo esperado. Esto podría obligarles a aumentar la presión comercial, siempre y cuando no se reduzca el apetito por prestar en caso de que aumente la aversión al riesgo de las entidades. Una de las opciones que barajan algunas entidades es hacer ofertas agresivas de hipotecas a tipo variable, reduciendo el diferencial. Aunque saben que el BCE va a pedir más provisiones o más capital.

Por otro lado, una de las vías para diversificar ingresos es la venta de productos fuera de balance, que cada vez explotan más los bancos, especialmente con la distribución de fondos de la gestora del grupo. Desde 2022, ha habido una ofensiva por colocar productos de renta fija a vencimiento, lo que ha llevado a captaciones récord en fondos en 2023 y en 2024. Pero el nuevo escenario de tipos dificulta construir carteras conservadoras con rendimientos atractivos para los clientes. Algunos bancos ya habían optado por dejar de potenciar estas ventas, y otros se verán obligados a revisar la estrategia comercial de las oficinas en las próximas semanas, ante la caída de los tipos acelerada por Trump.

Lo que está previsto es que los bancos vuelvan a apostar por las carteras de gestión discrecional como el principal canal para captar inversiones. Con esta vía, los clientes delegan la gestión, lo que reduce la volatilidad de las entradas y salidas de dinero, y aumenta la certidumbre en cuanto a los ingresos por comisiones para los bancos, que ahora tendrán el desafío de demostrar que, en condiciones desfavorables, sus gestores se ganan el sueldo. Esto es, que los bancos se ganan las comisiones que cobran a los clientes por la gestión de estas carteras.

El caos arancelario en el que ha sumido Donald Trump al mundo empieza a pasar factura. Los bancos anticipan un beneficio récord en el primer trimestre, según las previsiones de los analistas, pero se enfrentan a cambios comerciales y al riesgo de un mordisco en sus cuentas de resultados si se perpetúa el nuevo escenario global.

Los aranceles hunden la curva del euríbor y anticipan cambios comerciales en la banca


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