Campo de maniobras de San Gregorio. El crepúsculo envuelve todo en una penumbra que se contagia al reducido interior del viejo M-109. Reina la calma dentro. Fuera, una fina lluvia. De repente, la radio comienza a crepitar: "FDC para toda la malla. Acción de fuego. Acción de fuego". Ahora, la actividad es frenética. La radio escupe instrucciones y datos. Se dan órdenes rápidas y un artillero introduce un juego de saquetes blancos al interior. "Proyectil y carga en la recámara. Listos para hacer fuego". Por la radio, suena una cuenta atrás. Al llegar al cero, el sargento Jefe de Pieza, en posición de saludo, da la última voz: "Fue-go".

Dicen de la artillería que es la reina del campo de batalla porque, al igual que en el ajedrez, ha sido considerada la pieza fundamental en el combate. En España, esta reina se quedó hace tiempo sin trono. Queremos tomar el pulso a su situación actual y ver escenarios para su futuro. Por eso estamos en Zaragoza, empotrados en unos ejercicios con una de sus unidades más emblemáticas: el Regimiento de Artillería de Campaña (RACA) 20.

Preparando los saquetes de carga propelente. Detrás el TOA de carga. (Juanjo Fernández)

El RACA 20 es uno de los pocos Regimientos de Artillería que se integran en una brigada, ya que lo normal es que una brigada cuente con un grupo de artillería. Su misión es apoyar con su potencia de fuego a las unidades de combate, brigada o grupo táctico. Procede de una brigada de caballería (La Brigada Castillejos II), de ahí que en su guion ondee una cola de caballo y, desde 2017, está integrado en la Brigada Aragón I. Aunque dispone de un único Grupo, el I/20 (equivalente a batallón), todas sus baterías son de piezas autopropulsadas M-109, más una batería para defensa antiaérea con lanzadores Mistral.

Al mando del regimiento está la coronel María Cañadas, experta en artillería y mando de unidades. De teniente coronel, estuvo al frente del Grupo de Artillería de Campaña XII (Brigada Guadarrama XII). Preguntamos sobre las necesidades del regimiento y afloran dos tema recurrentes. Primero, el personal, clave para la modernización que se avecina. Segundo, completar las plantillas de material, siempre por debajo de lo necesario.

Moverse o morir

Nos movemos por el campo y vemos el trabajo de los diferentes especialistas y alumnos de último curso de la Academia de Artillería de Segovia, futuros artilleros. En la preparación hay mucha complejidad y alta tecnología, con topografías de grupo y de batería, elementos clave para asegurar la precisión del tiro.

El Puesto de Mando Avanzado del Grupo puede parecer a primera vista simple: dos blindados M-577 o TOA de Mando, con el techo elevado, culo con culo, formando un espacio de trabajo protegido por una lona y cubierto con redes de camuflaje. Su misión, nos explica el capitán Huarte, es vital. En cada vehículo están repartidas las dos tareas fundamentales. Uno se encarga de la parte táctica, que engloba aspectos como los movimientos –"saltos", en jerga de artillero-, emplazamientos, objetivos, etc. En el otro, la parte técnica, que incluye todo lo relativo al tiro de las piezas y los cálculos balísticos, coordinando con los FDC (Fire Director Center o Centros de Dirección de Fuego) de cada batería de piezas.

Moverse es fundamental. Hoy en día, con los medios modernos de reconocimiento y con los radares de contrabatería es muy sencillo (y rápido) calcular la posición de unas piezas enemigas que han disparado. De inmediato, se ejecutará un "fuego de contrabatería"; es decir, utilizar la artillería propia para batir la posición contraria desde donde se acaba de atacar. Por eso, quedarse quieto (o ser lento) es sinónimo de peligro extremo.

Obus ATP M-109 del RACA 20. Detrás, el vehículo de municiones M-548 o TOA de carga. (Juanjo Fernández)

Esta capacidad de movimientos rápidos se está llevando al límite. El término anglosajón es Shoot-and-scoot; algo así como "llegar rápido, abrir fuego y salir corriendo más rápido si es posible". Esta necesidad genera un baile continuo de todas las unidades involucradas. Incluyendo el puesto de mando, capaz de ponerse en movimiento en apenas dos minutos. Esa aparente sencillez es, en realidad, una gran virtud.

La alargada sombra de Afganistán

El material principal sigue siendo los obuses M-109 de 155 mm que llevan recorriendo estos mismos parajes los últimos 50 años. A su lado, varias versiones de los vetustos, pero aún funcionales, blindados TOA. Viejos, sí; pero incombustibles, sencillos y duraderos. La artillería ha sido una de las grandes perjudicadas de los años de desinversión. Fue así por dos motivos fundamentales. El primero, la afganización de las Fuerzas Armadas que puso todo el enfoque de la defensa en misiones de mantenimiento de paz y conflictos de baja intensidad. Allí nunca se enviaron obuses ni material pesado. Este factor pesó como una losa a la hora de renovar el material.

El segundo motivo fue contar con un material duro, sencillo y fiable, que se pudo ir manteniendo a base de parches y apenas algunas modernizaciones puntuales. Algo conseguido por el gran trabajo de mantenimiento. Pero el panorama desde el punto de vista de capacidades es desolador. España lleva sin baterías lanzacohetes desde hace casi 20 años, tras la baja del sistema Teruel. Sin una defensa eficaz para las propias baterías de piezas, muy justa en el aspecto antiaéreo y nula en la capacidad antidron.

Equipo de Topografía de Grupo trabajando junto a su blindado TOA M-113. (Juanjo Fernández)

La coronel Cañadas apunta otra de las claves en la modernización. "El lanzador (la pieza o el obús) es importante y la renovación, necesaria; pero lo es tanto o más el proyectil. Hay que conseguir más munición, más evolucionada, con mayores alcances y mayor precisión". No solo se necesitan obuses y municiones, también los medios complementarios. "Toda modernización debe incluir vehículos adecuados para seguir a las piezas en sus desplazamientos, blindados modernos para los observadores avanzados y, sobre todo, homogeneizar las unidades dotando a unas con elementos de cadenas y a otras de ruedas".

También se echa de menos algunas capacidades que el conflicto ucraniano ha puesto en evidencia. Faltan medios y doctrina en ocultación y enmascaramiento, así como en utilización de señuelos. Las comunicaciones deben ser mejoradas, un punto crítico, así como dotación de medios para adquisición de objetivos (sobre todo UAV).

Ruedas y cadenas

En el lado positivo, dos factores a sopesar. En el Ejército de Tierra son (muy) conscientes de todo esto y se trabaja en diversos planes para impulsar y modernizar la artillería en el corto plazo. El segundo es que el largo y estéril debate sobre ruedas o cadenas parece al fin superado. Y conviene detenerse en este punto para entender qué ha cambiado.

En plena afganización y recorte económico no parecía lógico dotarnos de un material caro, como piezas autopropulsadas de cadenas. Además, la artillería maniobra por medio de sus fuegos, no mediante el movimiento de los cañones. Por ejemplo, cuando los tanques combaten a distancias de pocos miles de metros, es la propia lucha la que determina sus posiciones para disparar. La artillería, en cambio, ataca a decenas de kilómetros y lo puede hacer desde cualquier ubicación. ¿Por qué entonces encarecer su movilidad si es más barato que sea de ruedas?

La respuesta es sencilla. Una artillería de ruedas no podrá acceder a cualquier terreno y necesitará carreteras, caminos o, como mínimo, terreno fácil. Un elemento que el enemigo le va a tratar de denegar buscando y atacando vías para cortar o limitar sus movimientos. Y moverse con rapidez, insistimos, es cuestión de vida o muerte.

El otro punto a favor de la convivencia de ruedas y cadenas es la coherencia en la movilidad. Artillería de cadenas para brigadas pesadas/acorazadas; artillería de ruedas para brigadas medias/ligeras. La pregunta, que enciende pasiones, es: ¿con qué material se dotará la artillería que viene?

El cambio que se avecina

La prioridad es recuperar la capacidad de lanzacohetes. El camino está iniciado con el Silam que, pese a un arranque con inconvenientes, vuelve a avanzar. El sistema lo están desarrollando EM&E (Escribano) y Expal (filial de la alemana Rheinmetall), con tecnología para el lanzador de la israelí Elbit, para un producto adaptado, integrado y fabricado en nuestro país.

Más dudas hay con la artillería de tubo. De los ATP a cadenas (autopropulsados), hay disponibles unos 90 ejemplares del viejo M-109 (algunos necesitados de cambio de tubo, que no es barato). Son piezas de entre 40 y 50 años y necesitan ser reemplazadas.

Su alternativa lógica sería la evolución del propio modelo, el M109 A7 Paladin. Pero es norteamericano, así que descartado. Lo mismo podríamos decir de otras opciones más exóticas, como el coreano K9 Thunder, un modelo con muy buena prensa, pero con cero comunalidad con nuestro material (repuestos, piezas, experiencia) y una logística compleja.

Piezas de artillería ATP PzH 2000 del ejército lituano. (Lietuvos Kariuomene)

Una buena opción sobre el papel sería un modelo de casi fabricación nacional sobre la base del VAC de cadenas. Pero tiene un problema serio: el peso. Al igual que sucede con el Dragón 8x8, la plataforma VAC -con una torre de 155 mm- se va al límite de toneladas. Demasiado arriesgado. La opción más viable, por tanto, es buscar un modelo europeo, probado, fiable y donde sea fácil encontrar ventajas o alianzas industriales. La respuesta es difícil de pronunciar (y los más cafeteros la habrán adivinado): Panzerhaubitze 2000.

Las ventajas del modelo alemán son varias. Aunque su barcaza no es la de un Leopard, comparten filosofía de diseño, con elementos y recambios comunes (comunalidad). Tiene un motor de casi 1.000 CV que se podría cofabricar en España. Entre las críticas, se le achacó ser demasiado propenso a las averías durante su desempeño en Ucrania. Sin embargo, también hay que ponderar la falta de adiestramiento y experiencia de las dotaciones que los han manejado en este conflicto. En manos expertas (como las de nuestros artilleros y especialistas en mantenimiento) y con el entrenamiento y pruebas adecuadas, pueden dar mucho juego.

Estaríamos hablando de un número elevado, en torno a 115 ejemplares. El precio de cada PzH 2000 rondaría los 15 millones de euros (en línea con los competidores de características similares) y la operación podría salir por unos 1.800 millones de euros. Como también lo utilizan Italia, Grecia, Lituania y Países Bajos, y está en producción para Alemania y Ucrania, se podría intentar negociar alguna fórmula de compra que cuente con fondos europeos.

Módulo de 155 mm AGM sobre camión. (Rheinmetall)

Vamos con las ruedas. Ahora mismo hay unas 84 piezas remolcadas de 155 mm SIAC (incluidas las V07 de artillería de costa). Estos equipos deben ser reemplazadas porque la artillería remolcada está completamente desfasada, salvo para piezas muy ligeras como el Light Gun de 105 mm. Para su reemplazo se pensó en modelos como el Caesar francés o el Archer (sueco-noruego), pero no han terminado de convencer, especialmente el primero.

¿Cuál sería una buena alternativa? Entre los potenciales candidatos estaría el módulo AGM o Artillerie-Geschütz-Modul, también de fabricación germana. Consiste en una casamata automatizada con cañón de 155 mm que se puede adaptar a diferentes chasis. Su sistema de tiro es el mismo que el del PzH 2000, se podría adaptar sin problemas a una plataforma de camión (como los de IVECO) y sería aerotransportable en un A400M. El fabricante es Krauss-Maffei Wegmann, el mismo que fabrica el PzH 2000 y el Leopard 2A8 que España planea adquirir.

El coste de este sistema es más difícil de estimar, pero puede pasar de los 10 millones de euros, lo que nos llevaría a un desembolso superior a los 800 millones. Esto lleva el cálculo para devolverle su trono a la reina del tablero a unos 2.600 millones de euros, más el desarrollo del Silam. Y esto es en lo que deberíamos pensar cuando hablamos de obtener una disuasión real y creíble.

Concluimos con la reflexión de la coronel Cañadas: "Si Afganistán sembró dudas sobre la relevancia de la artillería en los conflictos actuales, el fracaso sufrido allí y las actuales contiendas en Ucrania y Gaza nos alertan de lo contrario. Es una de las capacidades más poderosas y estratégicas de las fuerzas armadas y una herramienta decisiva para que el mando intervenga directamente en el combate".

La olvidada reina del tablero. Hablemos de la artillería española y su futuro desde el barro


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