Emilio Guevara, la figura decisiva para que Vitoria se convirtiese en 1980 en la capital de facto de Euskadi, lleva dos décadas retirado de la ... política y los focos. Tras ser diputado general de Álava, negociador del Estatuto de Gernika, portavoz del PNV en el Parlamento vasco, 'padre' de la Ley de Territorios Históricos (LTH) y hombre clave de la Transición en Euskadi, un tribunal interno le expulsó del partido en 2002 por sus críticas a Xabier Arzalluz. Acusó al histórico líder jeltzale de emprender un giro «radical y fundamentalista» con el Pacto de Lizarra y los primeros pasos del Plan Ibarretxe. En 2005 fue cabeza de lista del PSEpor Álava como señal de rebeldía y apoyo frente a ETA, aunque tampoco guarda buen recuerdo de aquella etapa. «Me dejé utilizar», reconoce. Este reputado abogado vitoriano, que ahora reside en Logroño, responde, a sus 83 años, sin morderse la lengua.

– ¿Cómo consiguió convencer al resto para que Vitoria fuese designada la capital vasca?

– Por incomparecencia de los demás. Fuimos rápidos y contábamos con inmuebles libres. Carlos Garaikoetxea había empezado a ejercer de lehendakari en un despacho de la Diputación de Bizkaia y yo fui a hablarle del Palacio de Ajuria Enea. Además, habíamos heredado el monstruoso geriátrico de Lakua, que iba a ser una especie de almacén de ancianos, que lo ofrecimos como sede para los funcionarios del Gobierno vasco y se lo vendimos a Pedro Luis Uriarte por todo lo que había costado más intereses, pese a que ellos esperaban que se lo íbamos a regalar. Y luego estaba el instituto de la calle Becerro de Bengoa sin uso y se convirtió en parlamento. Sólo nos faltó que el Tribunal Superior de Justicia viniese aquí.

– También existirían razones políticas.

– Fue una forma de amarrar más Álava a la comunidad autónoma, que Bilbao no aplastase a los demás y que Gipuzkoa no se pusiese celosa de Bizkaia. Sirvió para que tuviésemos personalidad y poder. Pero esa sólo fue la guinda del pastel.

– ¿A qué se refiere?

– Cuando me encargan redactar el Estatuto de autonomía, yo tenía bastante claro que Álava no podía jugar a quedarse fuera de la comunidad autónoma. Era absurdo. Ni tenemos tamaño ni había masa crítica y, de hecho, hubiese cabreado a la mitad de la ciudadanía. Lo que sí tenía sentido era intentar que Álava no quedase diluida dentro de la propia comunidad. El primer aspecto importante fue que los tres territorios tuviésemos los mismos parlamentarios, donde conté con el apoyo de Manuel de Irujo y Garaikoetxea frente a los vizcaínos. Debíamos tener una constitución confederal como en el Senado de Estados Unidos, donde la pequeña Maine tiene la misma representación que la enorme California. Una estructura que también tenía que respetar la autonomía interna de los territorios.

Expulsión en 2002 «Tenía que haberme ido del PNV antes de ser expulsado. Pero moló decir: '¡Que me echen!'»

– En ese punto llegó la Ley de Territorios Históricos (LTH) para regular la organización administrativa de Euskadi y las competencias de las diputaciones.

– Aquello fue muy duro y hubo verdaderos problemas. Todo el mundo pensaba que era una barbaridad y que Euskadi iba a ser ingobernable, pero creo que celebrará los 50 años de la Ley sin que nadie la haya derogado. Pero hay veces que tengo la sensación de que no se está aprovechando lo suficiente todo lo que hicimos. Recuerdo cuando en mayo de 1981 denuncié ante las Juntas Generales cómo el anteproyecto de la LTH de Garaikoetxea perjudicaba a Álava y hubo un frente común de todos los partidos, los centros de poder y otras instituciones. Ahora, en cambio, estarían pensando que son chorradas foralistas. A la gente parece que se la trae al pairo.

– Como padre de la LTH, ¿qué siente cuando escucha a Pello Otxandiano cuestionar la existencia de las haciendas forales?

– Cuando vuelvan a gobernar alguna diputación, cambiarán enseguida de criterio. Les pasó en Gipuzkoa con Imanol Murua (1985-1991) y después con Martín Garitano (2011-2015), que se convirtieron en los máximos defensores de las competencias forales. A mí no me preocupan esos discursos porque una mayoría suficiente de alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos piensan diferente, así que pueden decir misa, que no lo van a poder cambiar. Ahora, los argumentos de EH Bildu me parecen absurdos porque los llevo escuchando cuarenta y pico años. Y si llego a los 120, seguiremos con la misma 'parrapla' alrededor de la LTH. En el fondo no me parece malo porque va a depender de cómo reaccionen los ciudadanos de a pie.

– ¿Y el ciudadano entiende la importancia de que las diputaciones cuenten con capacidad para decidir sobre la fiscalidad?

– Esa es la duda que tengo yo. La gente no lo entiende porque no se le explica y porque tampoco se le demuestra con hechos. Si yo veo que mi Diputación, en vez de limitarse a copiar la norma fiscal que han decidido en 'no sé dónde', utiliza la competencia para modificar la legislación y adaptarla a sus necesidades, pues el ciudadano sería capaz de identificarlo.

– La última reforma fiscal se ha negociado a nivel autonómico y en líneas generales se ha aprobado el mismo texto.

– Aquí ya está pasando como en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se limitan a copiar, e incluso copian mal. No se utiliza la capacidad normativa del Concierto Económico para hacer nada.

– ¿Su trabajo mereció la pena?

– No había otra alternativa. Yo estoy convencido que, de no haber sido así, hubiera habido una crispación y una tensión muy superiores. Recuerdo que cuando se cumplieron 15 años de aquel Gobierno foral que me respaldó en todo aquel proceso, y donde estábamos todos los partidos, celebramos una comida porque nos llevábamos muy bien. Luego llegó el Plan Ibarretxe, el Pacto de Lizarra y todas esas locuras que se han hecho en este país, y se deterioró todo. Me da mucha pena.

– ¿Por qué se tardaron treinta años en fijar un canon de capitalidad para Vitoria?

– Es una fórmula para tapar la falta de defensa del territorio en cosas más importantes. Creo que la capitalidad no le cuesta ni un duro a Vitoria. Todo lo contrario. Es un negocio sólo con las retenciones del IRPF a los funcionarios del Gobierno vasco que luego tributan en Gipuzkoa o Bizkaia.

Líderes del PNV «Admiro mucho a Urkullu. Sobre el otro (Ortuzar) me parece que era muy divertido disfrazándose en carnaval y poco más»

– Usted fue un duro negociador del Estatuto por parte del PNV. Se han cumplido 46 años y el acuerdo aún sigue en vigor, pese a los intentos que ha habido por reformarlo.

– El Estatuto de autonomía es la única solución viable en el país y es un éxito. Los vascos no dependemos del Estado para casi nada, excepto para sacarnos el pasaporte y el carnet de identidad, aunque al paso que va Pedro Sánchez... En Euskadi sales de casa y circulas por una carretera que ha construido tu Diputación, los chicos van a un colegio que depende del Gobierno vasco, te duele el estómago y vas a Osakidetza... Casi el 100% de las cosas que afectan a tu vida diaria dependen o están regidas por el Gobierno vasco.

– El nuevo líder del PNV, Aitor Esteban, dice que la falta de mayorías en Madrid es su único impedimento para pedir el reconocimiento nacional.

– En el PNV tengo gente que admiro mucho y he pasado ratos muy interesantes. La gente del PNV es cojonuda y sólo tiene un defecto, que es nacionalista. Si fuese autonomista, pues me parecería mejor.

– El PNV ha aprobado con EH Bildu mociones en las Juntas Generales que hablaban sobre el derecho a decidir y «superar el marco Euskadi-Estado».

– ¿Estaremos dentro de veinte años diciendo las mismas chorradas? Me asombra que el PNV pueda estar votando lo mismo que EH Bildu. Eso mantiene una tensión que no es buena. El problema del PNV y Bildu es que teóricamente admiten el pluralismo siempre que aceptes el planteamiento básico de que somos una nación y un pueblo. Eso no tiene ningún recorrido. Son los primeros que saben que es imposible la independencia, que son palabras vacías, que el derecho a decidir es un auténtico camelo.

– ¿Jamás lo apoyaría?

– No me importaría reconocerlo, pero en la línea que dejó establecida el propio Tribunal Supremo de Canadá en aquella famosa sentencia sobre Quebec. Entre otros requisitos importantes figura que haya una masa suficiente de gente que lo quiera, que la pregunta sea clara, que se demuestre que luego se van a garantizar dentro del territorio los derechos de quienes no quieren la autodeterminación, y que paguen la cuenta antes de salir. La única posibilidad que tiene en estos momentos de prosperar el derecho a la autodeterminación es que podamos votar todos los españoles. Porque entonces es muy posible que la mayoría diga que se vayan de una puñetera vez y nos dejen tranquilos.

Reforma fiscal «No se utiliza la capacidad normativa del Concierto Económico para hacer nada»

– Euskadi tiene el parlamento más nacionalista de su historia pero sólo el 19% de la población se considera solamente vasco.

– Es que se ha interiorizado que si no votas al PNV o a Bildu eres facha, estás desfasado, no eres guay... Pero saben, aunque no lo admitan en público, que la independencia no puede ser, que Europa no lo va a admitir. Lo que pasa es que ya hemos llegado a un punto en el que pasan cosas muy raras en la política y, como dijo un ministro en la Segunda República, si me dicen que su Santidad torea en las Ventas, yo me limito a preguntar de qué ganadería son los toros.

– Un tribunal interno le expulsó del PNV en 2002 por sus críticas a Xabier Arzalluz al considerar que el partido era «cada vez más hostil, radical y fundamentalista». ¿Por qué no optó por irse de un partido que giraba hacia unas posiciones alejadas de las suyas?

– Pues sí. Igual tenía que haber hecho eso. Pero también molaba decir: «¡Que me echen!». (Pausa larga) Fue una equivocación. El Conde de Romanones, que era un cabrón muy listo, decía que a todos los políticos se les coge por la bragueta o por la cartera. No es cierto. A todos, y ahí me incluyo, nos han cogido por la vanidad y eso es muy difícil de evitar. Hay cierta dosis de narcisismo en todos los políticos. Lo malo es cuando llega a niveles casi patológicos, como puede ser el caso del individuo que nos gobierna en estos momentos en España.

– ¿Qué opina de que el PNV considere que Euskadi es una nación?

– Yo nunca he sido independentista. Mis fuentes han estado en el alma autonomista del PNV. A mí me inspiraban Javier Landaburu, Juan de Ajuriaguerra, Manuel de Irujo, la gente de Comunión Nacionalista Vasca o los 'aberrianos'. Yo siempre me he mostrado en contra de la disciplina de partido, que a veces va en contra de la verdadera democracia. En EE UU, un senador de Montana se va a mostrar contrario a una ley que perjudique a su Estado y monta la de Dios. Aquí, en cambio, todos los parlamentarios van a la vez y cumplen si el portavoz pone el dedo hacia arriba o hacia abajo. Ninguno quiere que le excomulguen o le dejen fuera de la olla del convento.

Bildu «Por supuesto que puede ganar y cuando gobierne, no cuestionará las haciendas forales»

– Usted escribió hace veinte años que «el PNV es un partido con índices y niveles de participación interna y de debate y reflexión política muy bajos». Esas críticas se han repetido en el reciente proceso interno.

– Siempre ha sido así. En mi época también lo era, aunque por los momentos que se estaban viviendo hubo mucho más debate sobre leyes. Ahora, los nuevos líderes tienen por delante una importante papeleta por los bajos índices de participación en los procesos internos, en un momento de renovación total, en el que ha participado tan poca gente. Eso es sintomático.

– ¿Qué opina sobre los nuevos líderes que tiene el PNV, Aitor Esteban e Imanol Pradales?

– Apenas les conozco y no me atrevo a formular un juicio justo. A mí lo que me ha parecido mal es cómo se han portado con Iñigo Urkullu. Me parece, pese a todos los errores que pudo cometer en la gestión, un tío serio y estupendo, salvo porque es nacionalista. Yo le he votado dos veces y le admiro mucho. Sobre el otro (en evidente referencia a Andoni Ortuzar) me parece que era muy divertido disfrazándose en carnaval y poco más.

– ¿Votó a Urkullu? ¿Alguna vez se ha planteado volver al PNV?

– El único carnet que he tenido es el del PNV. No me arrepiento, así como sí que me arrepiento de otros aspectos de mi vida. Pero dicho esto, mis convicciones no me permiten defender un nacionalismo.

– Es crítico con el PSOE, cuando usted fue cabeza de lista por Álava en las autonómicas de 2005.

– Fue una equivocación dejarme utilizar por el Partido Socialista cuando fui como cabeza de lista, aunque fuera como independiente porque nunca he tenido su carnet ni ganas que tengo. No concibo cómo ese partido le puede seguir a este señor (Pedro Sánchez) y le permite hacer todo lo que está haciendo. Pero la desilusión empezó mucho antes, cuando se consiguió que hubiese un lehendakari no nacionalista (Patxi López) y no se hizo absolutamente nada para revertir la situación. Ni desmanteló todo el tinglado, ni se cambiaron leyes importantes, ni se hizo nada por cambiar la política del euskera. Si en aquel momento me lo hubiese pedido el PP, pues les habría dicho que sí, porque era una forma de apoyo en un momento en que no podían completar las listas porque ETA mataba a la gente de esos partidos.

PSOE «No concibo cómo le puede seguir a Sánchez y le permite hacer todo lo que está haciendo»

– Usted ha sido afiliado del PNV y candidato del PSE. ¿Qué opina de que sean uña y carne en casi todas las instituciones vascas?

– Es un factor de estabilidad, pero no sé que más aportan. Los capos han decidido repartirse las zonas de influencia. Los socialistas parece que han asumido ahora el papel de 'morroi' (criado) del caserío, tal vez por la falta de ilusión. Al PSE no le veo con capacidad de decidir y de determinar la política aquí, creo que se la imponen desde Madrid.

– ¿Teme el auge de EH Bildu? En 2023 ganó las elecciones municipales en Vitoria y en las últimas autonómicas casi logra su anhelado 'sorpasso' al PNV.

– Por supuesto que pueden ganar. Tenemos lo que votamos. Hay veces que me asombro de cómo han cambiado las cosas porque a mí me parecería más lógico un planteamiento a tope con el estatuto, la reintegración foral... Conceptos que siguen siendo válidos, pero que ahora no se defienden. Tenemos una renta 'per capita' prácticamente mayor que Madrid, un nivel impresionante de gastos en servicios, unas infraestructuras muy buenas... pero parece que aún vende el discurso de que estamos oprimidos por Madrid.

– Además, el partido de Arnaldo Otegi es imprescindible para que Sánchez siga en La Moncloa.

– A mí me hubiese parecido impensable, pero son las contradicciones en las que vivimos.

  1. Su rincón favorito Recuerdos de la infancia y de la política en Estíbaliz

El rincón favorito de Emilio Guevara es el cerro de Estíbaliz. Allí ha vivido durante muchos años, antes de hacer las maletas y poner rumbo a Logroño. «Está asociado a muchos recuerdos de la infancia. En verano, nuestra madre nos subía al tren en la calle Dato y pasábamos la tarde allí», explica. No sólo eso. «En Estíbaliz se redactó parte del Estatuto de Gernika. Luego lo del 25-25-25 de reparto del Parlamento vasco lo decidimos en Aránzazu. El PNV siempre había sido muy católico y hacíamos las cosas en los monasterios. Así han salido...», ironiza.Pero una de las cuestiones que más aprecia del cerro son las vistas que hay hacia la Llanada. «Es precioso. Esa zona de Álava me encanta», subraya. Guevara demuestra que es un hombre al que le gusta bromear. «¿Sabes qué es lo que echo más de menos de Vitoria? ¡La tortilla del Txiki!», apunta antes de soltar una carcajada.

  1. Y también Como en Gipuzkoa «Un frente común a favor de la conexión del TAV por Vitoria»

Emilio Guevara no se decide si la conexión del tren de alta velocidad (TAV) con Navarra tiene que ir por Vitoria o por Ezkio Itsaso. «Que se hagan las dos», dice. Pero lo que tiene claro es que los empresarios y la clase política en Álava tenía que haber salido en tromba desde el primer minuto para defender la alternativa vitoriana. «Nos quejamos de lo que han hecho en Gipuzkoa, pero aquí también tenía que haber un frente común».

  1. Pérez Galdós, 'El Quijote'... Un lector empedernido que se ha aficionado al digital

«Soy un forofo del libro electrónico. Eso me está permitiendo liberar muchísimo espacio. En la última mudanza, lo más problemático ha sido traer la biblioteca», confiesa Guevara. Últimamente se ha sumergido en 'Los episodios nacionales' de Benito Pérez Galdós –«hay una parte que hablan de Laguardia, Lagrán, Pipaón, Azáceta...», detalla–, 'El Quijote' y Andrés Trapiello. El periódico lo lee en la 'app' de ELCORREO.

Vitoria, 45 años de capitalidad / 5, Emilio Guevara | Diputado general de Álava (1979-83) y exportavoz del PNV: «PNV y Bildu son los primeros que saben que el derecho a decidir es un auténtico camelo» | El Correo


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