La noticia ha generado una reacción masiva en redes sociales, comparable a la de un gran evento deportivo. Miles y miles de comentarios, memes y ‘me gustas’ se acumulan estos días en las redes sociales celebrando que, al fin, su añorado anhelo se ha hecho realidad: Sydney Sweeney ha roto con su prometido. Tras meses de rumores, la actriz de 27 años, conocida por series como Euphoria o The White Lotus, ha cancelado la boda prevista para este mes de mayo con su pareja, el productor Jonathan Davino, de 41, dando por finalizada una relación sentimental de siete años de duración. “No han terminado porque no haya amor, han roto porque ella solo quiere centrarse en su carrera en este momento”, cuenta una fuente cercana a Sweeney en la revista People. Pero sus supuestos deseos no parecen importarle a una masa de fans empeñados en buscarle cuanto antes una pareja a la altura de su popularidad a la mediática intérprete.

El candidato más claro es otra estrella en ciernes del nuevo Hollywood, Glen Powell. Ambos protagonizaron una de las comedias románticas de mayor éxito en los últimos años, Cualquiera menos tú, exhibiendo una química y complicidad tan notable fuera de la pantalla que incluso lograron alimentar la idea de que su relación iba más allá de lo profesional. El hecho de que Powell se separara de su novia, la modelo Gigi Paris, poco antes del estreno del filme no ayudó a calmar la excitación, pero la propia Sweeney reconoció que los rumores eran divertidos para ellos: “Es una romcom. Es lo que la gente quiere”.

Glen Powell y Sydney Sweeney durante la promoción de 'Cualquiera menos tú' en 2023.John Lamparski (WireImage)

Casi dos años después, las habladurías sobre la posible pareja han vuelto a renacer. La presencia de Sweeney en la boda de la hermana de Glen Powell, Leslie, ha añadido más madera a las ilusiones de los fanáticos, teniendo en cuenta que el flechazo de Cualquiera menos tú también tiene lugar en el contexto de un enlace matrimonial. La expectación ha obligado a la madre del actor a pronunciarse y aclarar que la actriz, “gran amiga” de su hija, había confirmado su presencia en la ceremonia mucho antes de la reciente ruptura. “Definitivamente no están juntos. La especulación es una tontería”, dijo en The Daily Mail.

A pesar del entusiasmo de los fans y los continuos murmullos sobre sus posibles romances (siempre con atractivos compañeros de reparto como Powell o Jacob Elordi), lo cierto es que a Sweeney no se le conoce otra relación sentimental más allá de la que ha mantenido con Jonathan Davino desde 2018. Incluso ella misma tuvo que salir al paso de la obsesión mediática por hacerle match con alguna otra celebrity en ciernes (a poder ser blanco, rubio y millonario como ella) asegurando que sus intereses estaban lejos de Hollywood: “No salgo con gente famosa. No salgo con actores, cantantes ni nadie de la industria del espectáculo porque de esta manera puedo ser la Syd normal y es más fácil”.

Jonathan Davino y Sydney Sweeney en Nueva York en 2024.TheStewartofNY (GC Images)

A los tuiteros no parece importarle: una publicación de X en la que puede leerse la frase “Sydney Sweeney y Glen Powell yo apuesto por vosotros” tiene ya más de 28.000 likes en la red social. TikTok y Reddit también se han llenado de teorías, análisis de lenguaje corporal y hasta supuestos ‘indicios’ que confirmarían la relación entre Sweeney y Powell. Es el mismo patrón que ha afectado a otras celebridades en los últimos años: desde los constantes rumores sobre la vida privada de Timothée Chalamet hasta la obsesión por la relación entre Zendaya y Tom Holland.

Cómo nace una obsesión en internet

¿De dónde viene la obcecación de los fans porque rompiera con el ‘anónimo’ Davino y comenzara a salir con una cara conocida? “Necesitamos símbolos que estén a la altura de quien idealizamos, lo anónimo no atrae”, explica a S Moda la psicóloga y sexóloga Silvia Sanz. “Sydney Sweeney representa un deseo y tiene un magnetismo que nos hace pensar que necesita una pareja que se encuentre a la altura de ese mito. ¿Cómo puede alguien ‘normal’ estar con una persona tan extraordinaria? Nos remueve inseguridades y para calmarlas, los fans proponen una alternativa que les complete la historia: una pareja igualmente famosa, igualmente deseada, igual de perfecta. Aunque sea irreal. Nos fascina poder imaginar que podemos reescribir el final de las vidas ajenas desde nuestras casas o a través de una pantalla”.

La narrativa romántica en Hollywood ha reforzado la idea del emparejamiento entre estrellas durante décadas. Desde las películas clásicas hasta las actuales comedias románticas, el mito de la ‘pareja perfecta’ se ha convertido en un estándar. Si bien los hombres en la industria pueden casarse con personalidades fuera del foco mediático sin que el revuelo sea mayúsculo, en el caso de las mujeres se espera que su vida amorosa también sea parte del debate público. Hemos perfeccionado el arte de romantizar la vida ajena hasta el punto de que, si esa persona no está con quien consideramos adecuado, como señala la psicóloga, sentimos que alguien nos estropea el final feliz de nuestro propio guion.

Aunque sea ahora Sweeney la gran protagonista de los delirios románticos de los cinéfilos, lo cierto es que el fenómeno es tan viejo como el propio Hollywood. Cada reencuentro de exparejas como Brad Pitt y Jennifer Aniston o Kristen Stewart y Robert Pattinson, incluso de aquellos que solo tuvieron affaires en la ficción como Leonardo DiCaprio y Kate Winslet o Bradley Cooper y Lady Gaga, despierta de nuevo en nosotros la creencia de que los ídolos están destinados a estar juntos, a ser felices y comer perdices. Un anhelo que, debido a la familiaridad de las redes sociales, no ha hecho sino hipertrofiarse los últimos años. En palabras de la experta, “es humano el deseo de participar en la vida de quienes admiramos porque, además de entretenernos, también representan ideales, deseos, aspiraciones o lo que querríamos ser o tener”.

Robert Pattinson y Kristen Stewart durante la promoción de 'Crepúsculo' en Londres en 2011.Ian Gavan (Getty Images)

En psicología se denomina como “relación parasocial” al vínculo emocional que establecemos con estas caras conocidas y en las que acostumbramos a proyectar los deseos de nuestras propias vidas. “Al diseñar su intimidad fantaseamos con formar parte de todo lo que creemos que son. Creemos que al expresar con quién deberían estar los acercamos más a nosotros, los percibimos ‘más reales’, como si fueran un espejo y al mismo tiempo un escape de nuestro día a día”, añade Sanz. “Si la actriz se compromete con alguien ‘anónimo’ sentimos que falta algo en la ecuación narrativa. Nos decepciona que la historia no tuviera el final que esperábamos.”.

La actriz que da vida a Cassie en Euphoria –sus desnudos en la serie, omnipresentes en las redes, también han contribuido a esta percepción reduccionista– ha sido la primera en revelarse ante la idea de que necesita un hombre que la acompañe en su vida. “Soy una mujer muy exitosa e independiente que ha trabajado muy duro. He logrado y comprado todo por mí misma, y me mantengo a mí misma y a mi familia. Puedes ser muy exitosa sin necesitar un hombre”, corroboró en la edición estadounidense de Glamour, refiriéndose en la misma publicación a la imagen que el público tiene sobre ella: “La idea más errónea sobre mí es que soy una rubia tonta con grandes pechos”.

Una frase que recuerda a la experiencia de Pamela Anderson a principios de los noventa, cuando la misoginia imperante en la industria acabó cerrándole las puertas de un cine de mayor prestigio. Hace justo un año, Sweeney también fue viral al ser objetificada por la derecha más reaccionaria de Estados Unidos, que consideró su pelo rubio, su busto prominente y su carácter risueño el epítome de la feminidad tradicional. “¿Son sus enormes pechos un presagio de la muerte de lo woke?”, se preguntó el periódico The National Post. A sus 27 años, consciente del riesgo de ser hipersexualizada y encasillada, Sweeney ya ejerce como productora de sus proyectos (como la propia Cualquiera menos tú o el filme de terror Immaculate, además de otros tres en producción) para controlar la narrativa y no depender del juicio de la industria sobre si su éxito depende de su talento y esfuerzo o de su estatus como símbolo erótico de la Generación Z. Esta damisela no necesita ser rescatada por ningún príncipe.

La obsesión viral por la vida de Sydney Sweeney: “¿Cómo puede alguien normal estar con una persona tan extraordinaria?” | Famosos | S Moda | EL PAÍS


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