El fenómeno de las bandas juveniles se ha convertido en un auténtico problema de seguridad pública para la Policía. Si hace unos años se consideraba ... una actividad residual, sin influencia en la juventud vasca, hoy en día se puede decir que en Bizkaia hay pandillas asentadas que han llegado a hacer estragos. Según un informe confidencial de la Oficina Central de Inteligencia (OCI) de la Ertzaintza al que ha tenido acceso este periódico, en el territorio se ha detectado la presencia de al menos 18 «pandillas juveniles violentas», la mitad de ellas surgen y «operan» en la ciudad de Bilbao.
Se calcula que cerca de medio millar de jóvenes, la mayoría de ellos menores, han integrado alguno de estos grupos. Su naturaleza resulta tan «cambiante y dinámica» -algunas se disuelven rápidamente- que exige a los policías realizar un «seguimiento continuado» sobre ellos. Esta información se transmite a los patrulleros e investigadores de las comisarías afectadas para que conozcan dónde se juntan, el nombre que utilizan o el número de miembros, aunque carezca de un valor estadístico real.
La Ertzaintza comenzó a «monitorizar» a los miembros de estas bandas en 2019, pero llevaba años vigilándoles, a raíz del homicidio de 'Urren', futbolista del Amorebieta que murió a manos de dos menores, de 16 y 13 años, quienes le golpearon para robarle la cartera, en diciembre de 2017. Los chicos pertenecían a 'The Guetto Family', una pandilla que llevaba meses atemorizando a otros menores con robos violentos en la zona de Indautxu.
En julio de 2021, 'Los Hermanos Koala' (LHK), que tomaron el nombre de una serie de dibujos animados, dieron una paliza a un chico rumano en un parque de Amorebieta y le dejaron en estado vegetal de por vida. El apaleamiento fue grabado en vídeo por ellos mismos y distribuido por WhatsApp e internet. Gracias a estas imágenes, la Ertzaintza logró identificar a casi todos los implicados. A 'Les Desniers Salopars', (LDS), Los últimos bastardos, título de una canción, afincados en la margen izquierda, se les relacionó con el intento de homicidio de un menor de 15 años, al que apuñalaron cuando se resistió a un robo la noche de Reyes de 2022 en Portugalete.
Y más recientemente, algunos de los 14 detenidos en Bilbao por los graves disturbios durante el Athletic-Roma de los octavos de final de la Europa League pertenecían a bandas juveniles de los barrios de Santutxu, Basurto y Rekalde y tenían antecedentes policiales, según fuentes policiales. No se les considera hinchas radicales -ni siquiera tenían entrada para acceder a San Mamés- sino meros delincuentes sin ideología política ni un funcionamiento organizado, sino que se unen a los disturbios de manera «espontánea». La mayoría fueron arrestados por lanzar botellas de vidrio a los ertzainas. La Ertzaintza está preocupada por el temor de que los incidentes puedan reproducirse tanto en la próxima semifinal del jueves como en la final, que se celebrará en Bilbao, al coincidir grupos radicales de distintas hinchadas.
El documento policial que radiografía y sitúa en el mapa a las bandas juveniles vizcaínas advierte de que algunas tienen un «carácter primario», es decir, que se encuentran en ciernes, mientras que otras ya cuentan con una estructura de banda juvenil. «La génesis es de gente del barrio que se junta. Es una reunión natural. Son chavales que tienen cosas en común, como el mismo origen, el barrio e intereses similares», explica un mando policial experto en bandas. En el siguiente escalón están las de «imitación» y las «internacionales», sólo dos. «No hay un registro en el que se inscriben, sino que la banda se forma cuando hay un acuerdo de voluntades y empiezan a delinquir». Así, por ejemplo, dos de las más activas y peligrosas, la 480 (por el código postal) de Santutxu, en Bilbao, y 'Les Desniers Salopars', tienen en común el origen étnico de sus integrantes, africano y del Magreb, respectivamente.
Los miembros son cada vez más jóvenes. En el informe policial se señala que uno de los grupos, el B7 -los 'pequeños' del G9 Santutxu Block T y que a su vez constituyen los 'juniors' de la ZT 480 Santutxu-, está integrada por 15 chavales de entre doce y quince años de «carácter multiétnico». En estas tres pandillas se dan vínculos familiares.
Gran parte de la actividad de las pandillas se refleja en las redes sociales, donde cuelgan vídeos de «rituales de iniciación» y en los que exhiben «machetes, escopetas, pistolas» o «dan una paliza a uno». «Les tiran al círculo y van dándole puñetazos y patadas», describe un investigador de una Policía local vasca que ha hecho seguimiento de estos grupos. Los policías deben «chequear» internet si quieren saber cómo se mueven estos delincuentes precoces, pese a que muchas veces se enteran «a posteriori» de sus acciones, como una de reciente quedada para pegarse entre dos grupos de distintos municipios en un colegio de Deusto. Se llegaron a juntar una treintena de chavales.
«Cuando empiezan a aparecer pintadas en un barrio, como ADR (Amor de rey), a imitación de los Lating Kings para marcar territorio, hay que preocuparse. Como no haya un seguimiento, se pueden hacer fuertes y surgir los problemas».
La música drill, un subgénero del rap, con los mismos sonidos que el trap, también les une. Sus letras ensalzan la violencia y en los vídeos ocultan sus rostros con capuchas y exhiben armas. El cabecilla de la 014 Block D de Deusto cuelga grabaciones cantando en Instagram. «No somos una banda, sino un clan», advierte en uno de los temas. Lo más grave para los expertos policiales en este fenómeno reside en que «se divierten con la crueldad, viendo la cara de pánico del chico al que pegan y roban». El mejor ejemplo se encuentra en el pinar de Gorliz, que las autoridades han decidido cerrar para evitar los macrobotellones veraniegos. Allí, en 2021 un joven de 15 años terminó inconsciente a causa de una paliza por parte de chicos de una banda.
En los últimos cinco años, entre 2019 y 2024, la Ertzaintza ha llegado a identificar a una cincuentena de bandas en el País Vasco, según los datos facilitados por el Departamento de Seguridad en una respuesta a la parlamentaria del PP Ainhoa Domaica.
Uno de los pocos puntos positivos que observa el mando policial experto en pandilleros es que «a medida que van creciendo y se hacen mayores, encuentran trabajo y se echan pareja, lo que les aleja de ese mundo. Es difícil que mantengan esa solidez de grupo durante mucho tiempo».
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