The article centers on Isabel Díaz Ayuso's challenge to the Partido Popular (PP)'s new leadership election system. Ayuso, president of the Community of Madrid, seeks assurances that the grassroots members' votes will be respected under the new system, which will replace direct voting with a system of delegates (compromisarios), as desired by party leader Alberto Núñez Feijóo. She fears that this change will limit her future opportunities for party leadership.
The new system aims for a compromise between direct primaries and a delegate system. While initially intended to appease Ayuso, it's been deemed insufficient by her team, leading them to push for a 'one member, one vote' approach. This raises concerns about who will succeed Feijóo and increases suspicion about the motives of other regional leaders, particularly Juanma Moreno Bonilla of Andalusia.
Ayuso's team negotiated for a model where candidates present lists of delegates, and the winner in each province receives all delegates from that province, similar to the US electoral college. However, the concern remains that the system might not guarantee the most-voted candidate becomes the leader, referencing the 2018 congress where Soraya Sáenz de Santamaría received more grassroots votes but Pablo Casado won due to the delegate vote.
The article also highlights the elimination of a clause mandating regional congresses four months after the national congress, allowing Feijóo to postpone potentially challenging regional congresses in Valencia and Catalonia. Ayuso, along with the PP leader in Catalonia, Alejandro Fernández, advocated for pure primaries, though only Ayuso is actively seeking amendments to the new system.
Isabel Díaz Ayuso dará la batalla de las primarias del PP. La presidenta de la Comunidad de Madrid quiere “garantías” de que se respeta el voto de las bases en el nuevo sistema de elección del líder del PP que aprobará el próximo congreso de julio a iniciativa de Alberto Núñez Feijóo. El PP suprimirá el voto directo de las bases y volverá al sistema de compromisarios, como quería el líder del PP. La presidenta madrileña teme que se limiten sus posibilidades en el futuro para optar al liderazgo del partido si el modelo es más controlable por el aparato, y por eso peleará para que los militantes tengan la última palabra. Aunque el nuevo sistema ha buscado un punto intermedio entre las primarias puras y el sistema por compromisarios para tratar de contentar a Ayuso, fuentes del PP de Madrid confirman que el resultado no les satisface y enmendarán la ponencia de estatutos para que cumpla con “un militante, un voto”.
El debate no es menor, porque está en juego el futuro del PP. Ayuso ha renunciado a pelear por el liderazgo del partido, pese a su tirón entre las bases de la derecha, y respalda a Feijóo. Pero en el modelo de primarias se dirime quién sucederá al político gallego cuando termine su etapa. La líder madrileña se ha revuelto ante el intento de Feijóo de modificar en el próximo congreso ese sistema para que el aparato del partido recupere su influencia.
En el entorno de Ayuso ha escamado ese intento de cambiar las primarias justo ahora, cuando no urge porque en el próximo congreso de julio Feijóo será elegido con el modelo anterior. Pero también levanta suspicacias que el barón andaluz haya respaldado ese cambio. A nadie escapa en el PP que Moreno Bonilla es el otro presidente autonómico del PP mejor situado para suceder al político gallego. La líder madrileña teme que le hagan la cama.
El equipo de Ayuso ha negociado las últimas semanas bajo los focos con los encargados de la ponencia de estatutos para buscar un modelo intermedio que contentara a todos. El resultado es un sistema que elimina la doble vuelta vigente ―en la primera, los militantes votan a los candidatos; y en la segunda, votan los compromisarios― para regresar a un modelo indirecto, en el que las bases solo votan a los delegados al congreso, que son quienes después escogen al líder.
Como los compromisarios son más controlables por la estructura del partido, Ayuso reclamó una corrección importante. El presidente del PP se elegirá, como quería Feijóo, por los compromisarios, pero estos llegarán al congreso del partido con un mandato previo porque concurrirán en listas cerradas de cada candidato.
El modelo funcionará de forma análoga a las elecciones estadounidenses. Cada candidato podrá presentar 52 listas de compromisarios, una por cada provincia, más Ceuta y Melilla, que votarán las bases. De forma que los delegados elegidos tendrán el voto comprometido al candidato a cuya lista pertenezcan. Pero además, en línea con el modelo estadounidense, quien gane en una provincia se llevará todos los compromisarios que aporte esa circunscripción al congreso.
Ayuso quiere más garantías de que con este sistema, que como el anterior también es algo alambicado, el vencedor sea el candidato más votado en las urnas por los afiliados. Si no se proclama vencedor y candidato único al más votado en las urnas por los afiliados, explican en el PP de Madrid, siempre va a poder pasar lo mismo que en 2018. En aquel congreso las bases votaron a Soraya Sáenz de Santamaría, pero se terminó imponiendo Pablo Casado gracias al voto de los compromisarios.
Fuentes del PP de Madrid afirman que les “gusta el espíritu de la reforma propuesta”, porque “que los afiliados sigan votando al Presidente es respetar un afiliado, un voto”, pero advierten de que el debate sigue abierto porque faltan garantías. “Se está analizando el texto porque hay cuestiones que deben ser concretadas para garantizar que esta reforma cumple su objetivo”, remachan estas fuentes. Los afines a Ayuso quieren seguir negociando en el proceso de enmiendas y llegar en esa fase que se abre ahora a un acuerdo.
No solo Ayuso, también el líder del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, había reclamado un modelo de primarias puras para la elección del presidente nacional. “Lo que fortalece al partido es poder debatir estas cosas libremente, sin miedo y con naturalidad y, eso sí, aceptar lo que vote la mayoría y salir del congreso unidos para ofrecerle a España la alternativa que tanto necesita”, defendió el político catalán, que en su caso no enmendará la ponencia porque no se inscribió para hacerlo.
Los nuevos estatutos tratan de sortear varios quebraderos de cabeza internos, a nivel territorial, para Feijóo. En la ponencia de 2017 se incluía la cláusula de convocar en cascada los congresos autonómicos “cuatro meses después” de la celebración del cónclave nacional. Es decir, tras el congreso nacional del próximo julio, en teoría, deberían haberse señalado los congresos autonómicos con el margen de cuatro meses. Pero la propuesta del texto presentada este miércoles suprime esa obligatoriedad del lapso temporal y condiciona su agenda solo a “los intereses generales del partido”. Cierto es que, anteriormente, también se incluía la posibilidad de eliminar esos cuatro meses con base en los intereses generales del partido", pero ahora se borra de un plumazo el condicionante temporal.
De esa forma, Feijóo evita tener que convocar en el corto plazo los congresos de la Comunidad Valenciana, donde sigue la patata caliente de Carlos Mazón, o el de Cataluña, donde Alejandro Fernández continúa como líder incómodo para Génova. Y se ahorra que las bases reclamen su celebración acogiéndose al reglamento.
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