Termina una Semana Santa que camina a pasos agigantados hacia un punto de no retorno por la masificación y desnaturalización de una fiesta que siempre ha sido de carácter eminentemente popular. Dijo Chaves Nogales que el gobernador es un enemigo nato de la Semana ... Santa sevillana, y que «el buen capillita se pasa la vida (...) protestando contra sus decisiones». Palabras de hace nueve décadas pero de plena vigencia por el control que desde el poder trata de ejercerse sobre las cofradías con peticiones como la del Cecop de anunciar las suspensiones de las salidas con antelación y decisiones tan desafortunadas como los desmesurados aforamientos. Las autoridades competentes llevan años a vueltas con el asunto sin encontrar una solución que halle equilibrio entre la seguridad y el mantenimiento de la cercanía entre la gente y las cofradías.
Esta Semana Santa de 2025 arrancaba como la de las líneas rojas en el suelo en lugar de las vallas, una apuesta del Ayuntamiento que contaba con el apoyo del Consejo de Cofradías y que no tuvo mal resultado en la Magna de diciembre pese al carácter un tanto infantil con el que trata al público. Sin embargo, distintas decisiones tomadas desde el Domingo de Ramos provocaron que muchos cofrades se echasen las manos a la cabeza, comenzando por el árbol sin podar en la plaza del Duque que impedía pasar al crucificado de la Hiniesta, del que ni Cecop ni Consejo ni las propias hermandades parecían tener constancia. Las autoridades fueron echando también balones fuera con el cierre del acceso de O'Donnell a la Campana a cofradías como la Estrella o el Baratillo, que el presidente del Consejo calificó en El Llamador como «un abominable malentendido», o los manidos aforamientos de entornos como el Postigo.
Si bien la explosión de un transformador en la calle Relator en la Madrugada se quedó en un susto más allá del obligado cambio del recorrido de vuelta de la Macarena, la gota con la que se colmó el vaso fue la excesiva distancia entre las vallas colocadas por la Policía Nacional y el público en un punto tan poco sospechoso de tumultos y problemas de seguridad como la calle Luchana para la entrada de San Isidoro el Viernes Santo. Si el hecho de que las cofradías pasen solas por las calles y la gente las vea desde una barrera de quince metros se convierte en lo habitual, la Semana Santa se acabará convirtiendo en otra cosa.
En lo relativo al poder eclesiástico, la gran novedad ha sido la ejecución del proyecto 'Vía Sacra', impulsado de forma conjunta entre el Cabildo y el Consejo con el objetivo de dignificar el discurrir de las cofradías por la Catedral. La experiencia ha sido fructífera, de forma que los integrantes de las comitivas pudieron seguir yendo al servicio en la Seo, pero de manera más organizada, sin tantas espantadas, nazarenos a la carrera ni tramos desiertos. Asimismo, la introducción de reflexiones, rezos y música específica para cada hermandad a su paso por las naves catedralicias ha servido para ahondar en el carácter solemne y de recogimiento que debe tener el momento más importante de las estaciones de penitencia.
Esta Semana Santa también ha sido de récord. La sobredimensión de los cortejos y la creciente globalización van asfixiando una fiesta que se queda sin tiempo ni espacio para dar cabida a todo el mundo, pero que pondría en peligro su razón de ser si empezara a poner coto a la participación de la gente. Comitivas como la de la Macarena, con unos 4.500 nazarenos, o la Esperanza de Triana, con más de 3.000, supusieron el esfuerzo ímprobo de diputados mayores de gobierno y hermanos para poder cumplir los tiempos asignados y dejar expeditas las calles a las siguientes cofradías. Tomando como ejemplo el caso de la Madrugada, la situación se tradujo en una hora de retraso acumulado en la carrera oficial y cruces como el de la Esperanza y el Gran Poder que, pese al reciente alargamiento de los recorridos de ambas corporaciones, volvieron a producir grandes parones, pidiendo una reforma estructural de la jornada más allá de parches que no funcionan.
La mayor afluencia de público foráneo se pudo percibir incluso en las jornadas más tranquilas. La cantidad de turistas, muchos de ellos extranjeros, agolpados para ver los pasos especialmente en las entradas de las calles se unió a la multitud de locales que, cada vez más, se plantaban horas antes de la llegada de las cruces de guía. Era habitual ver gente sentada en cualquier parte, aunque fuera un cruce donde una señal indicase lo contrario. Gente que se molestaba si alguien intentaba pasar hacia el interior de la calle, a menudo vacío, dificultando la movilidad. La educación de quienes acuden a ver las procesiones es otra asignatura pendiente.
Después de una Semana Santa tan lastrada por la lluvia como la de 2024 y de previsiones tan poco halagüeñas como las que se manejaban antes del Viernes de Dolores, la meteorología ha sido menos protagonista de lo esperado y ha dejado a los cofrades disfrutar, especialmente en la segunda mitad de la semana. Sólo nueve cofradías se quedaron sin hacer estación de penitencia a la Catedral –cinco del Lunes Santo y cuatro del Martes–, con el caso de las Aguas, que lo intentó, pero se vio sorprendida por el agua y decidió volverse media hora después de salir. La Borriquita salió de noche con el Amor en una jornada con mucho retraso. También hubo cofradías refugiadas, dos de las cuales volvieron otros días, San Pablo y San Gonzalo, y otras dos siguieron adelante pese a que les granizó: el Cerro y San Benito. Una vez más, hubo decisiones de todos los colores.
La de 2025 será recordada además por ser la primera Semana Santa con nazarenos en el Polígono Sur –parece que hace una vida ya de aquello–; por el estreno del excelente manto de la Virgen de Consolación; por el reencuentro de las Cigarreras con su historia al salir de los Terceros y pasar por delante del Rectorado, antigua fábrica de tabacos; y también por haber contado con la presencia de la Reina Sofía en la ciudad durante el Jueves Santo y la Madrugada, visitando distintos templos y contemplando la salida de la Macarena o el paso del Gran Poder por la Campana. Estampas históricas de una Semana Santa que, con sus puntos fuertes y sus puntos flacos, ya es historia.
Skip the extension — just come straight here.
We’ve built a fast, permanent tool you can bookmark and use anytime.
Go To Paywall Unblock Tool