The International Monetary Fund (IMF) has revised its forecasts for Spain's economy, projecting improved deficit and debt figures. Spain is predicted to be the fastest-growing advanced economy this year, with the deficit expected to decline to 2% by 2030 and the debt-to-GDP ratio falling below 100% next year.
Despite the positive outlook, the IMF urges Spain to implement further fiscal adjustments to address future challenges. The IMF's projected deficit reduction is less ambitious than the government's target. The IMF recommends measures such as tax increases, spending cuts, and pension reforms to enhance fiscal sustainability.
The IMF has also slightly increased its growth forecast for Spain to 2.5% for this year. Unemployment is expected to remain around 11%, with a marginal decrease in the coming years.
The IMF's inflation forecast remains stable around 2%. While the overall macroeconomic picture aligns with the government's projections, except for the deficit, the IMF highlights the risks associated with high public debt and potential shocks.
En un momento de tensión máxima para la economía global, a merced de la guerra arancelaria declarada por EE UU y las políticas erráticas de su presidente, Donald Trump, el Fondo Monetario Internacional (FMI) da varios espaldarazos a España. La sitúa como la gran economía avanzada que más crecerá este año, la única que no ha sufrido revisiones a la baja, a la vez que mejora los pronósticos sobre sus finanzas públicas, esbozando una corrección más intensa de sus números rojos con respecto a los pronósticos anteriores. Estima que el déficit irá descendiendo, hasta situarse en el 2% en 2030; la tasa de deuda bajará de la barrera del 100% ya el año que viene para cerrar la década en el 93% del PIB. Sin embargo, el Fondo insta a España a aprovechar la buena marcha de la actividad para ensanchar su margen fiscal, puesto que hay desafíos en el horizonte que presionarán al alza el gasto y la tasa de pasivo, por más que disminuya, seguirá en cotas elevadas.
Las previsiones del Fondo, contenidas en la base de datos de su estudio Perspectivas de la Economía Mundial, suponen una mejora de cerca de medio punto cada año en el déficit con respecto a los anteriores pronósticos. La revisión se explica en buena medida por el sólido crecimiento que está exhibiendo la economía española, la fortaleza del mercado laboral y la exuberancia de la recaudación fiscal. Aun así, los números son menos optimistas con respecto a la senda proyectada por el Gobierno.
El organismo con sede en Washington estima que el déficit de las administraciones públicas españolas se reduzca de manera paulatina del 2,7% estimado para este curso —fue del 3,2% en 2024, incluido el gasto extraordinario de la dana— al 2,4% el próximo. Después, descenderá a un ritmo de una décima por año. El Ejecutivo, por su parte, se ha comprometido a una corrección más ambiciosa. Según el plan de ajuste que envió a Bruselas el pasado otoño, calcula que el desfase entre ingresos y gastos bajará hasta el 1,2% del PIB en 2030.
Los pronósticos sobre la tasa de deuda están más alineados. Tanto el FMI como el Gobierno calculan que descenderá a un ritmo de cerca de un punto y medio cada año para alcanzar al final del periodo analizado, 2030, el 93% y el 92,8%, respectivamente. La corrección es enérgica, sobre todo si se compara con los máximos marcados en pandemia, por encima del 120% del PIB. No obstante, no es suficiente para alejar del todo la economía de la zona de riesgo, según alerta el Fondo.
“La elevada deuda pública y las inminentes presiones de gasto entrañan riesgos fiscales a medio plazo. Con una relación deuda/PIB del 101,8% a finales de 2024, la trayectoria de la deuda de España sigue siendo vulnerable a shocks de crecimiento y de los costes de financiación”, alertaba el organismo multilateral en una declaración específica sobre España publicadas este mes. En ella, subrayaba la tensión que ejercerán sobre las finanzas públicas tanto el aumento del gasto vinculado al envejecimiento —pensiones, dependencia, salud— como los planes previstos para reforzar el capítulo de defensa, que el Gobierno se ha comprometido a elevar hasta el 2% del PIB.
Por ello, la entidad dirigida por Kristalina Georgieva sugería adelantar el ajuste con algunas de sus recetas típicas: subir los impuestos, por ejemplo reduciendo las categorías a las que se aplican los tipos reducidos del IVA e impulsando la fiscalidad verde, y buscar ahorros por el lado del gasto. También recomendaba, con el foco puesto en la factura creciente de las pensiones, alargar el período en base al cual se calculan las prestaciones e introducir más medidas que alarguen las vidas laborales, además de rediseñar la cláusula de salvaguarda del sistema. Asimismo, proponía endurecer la disciplina fiscal de las comunidades autónomas, las administraciones que más sufren las presiones al alza en los gastos prioritarios del Estado del bienestar, puesto que prestan los servicios básicos de sanidad, educación y servicios sociales.
Además de elevar dos décimas la previsión de crecimiento para este año, hasta el 2,5%, y mantener su estimación del 1,8% para el año próximo, el FMI ha mejorado también de forma marginal sus previsiones para la economía española a más largo plazo. Para 2027 ahora prevé un crecimiento del 1,7%, frente al 1,6% que estimaba en octubre pasado. A partir de ahí, sitúa el crecimiento potencial de la economía española en torno al 1,6% anual para los tres años siguientes, en este caso con variaciones solo de unas pocas centésimas con respecto a los cálculos de hace seis meses.
Algo parecido ocurre con el empleo y la tasa de paro. Los economistas del Fondo esperan que la mejora en sus previsiones de crecimiento se traduzca en una mayor creación de puestos de trabajo, hasta una población ocupada de 21,974 millones de personas, 26.000 más que las que preveía en octubre. La tasa de paro se situaría, según sus pronósticos, en el 11,1% este año y el 11% el próximo, una décima menos que en sus anteriores cálculos, pero se quedaría ahí enquistada durante los siguientes años.
En cuanto a las previsiones de inflación, apenas hay cambios. El FMI espera que se estabilice en el entorno del 2%, décima arriba o abajo, durante los próximos años.
En conjunto, el cuadro macroeconómico que dibuja el FMI apenas se separa del previsto por el Gobierno, salvo por esa desviación en el déficit. El Fondo se ha ido alineando poco a poco con las previsiones oficiales españolas, que han superado en los últimos años de forma sistemática las expectativas de sus economistas. Aun así, en el entorno de incertidumbre actual por la guerra comercial, los riesgos, para el mundo y para España, son predominantemente a la baja.
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