El Madrid todavía puede ganar dos títulos, pero visto lo visto, no solo en la eliminatoria ante el Arsenal, sino en el global de la temporada, parece muy complicado que el equipo blanco pueda tocar metal. Además, se juega ambas competiciones contra el mejor Barça de los últimos diez años, campeón ya de la Supercopa de España y serio candidato al triplete. No parece el mejor escenario para creer en el doblete blanco y en la resurrección de Carletto.

Es tremendo cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo. Hace ahora once meses, el Madrid celebraba en Valdebebas el 'media day' de la final de la Champions ante el Borussia. Allí, y una vez ya terminado el largo día de atención a los medios, este periódico tuvo la oportunidad de hablar con una persona muy cercana a Florentino Pérez. El Madrid estaba a un paso de sumar su segundo doblete de Liga y Champions en apenas tres años, acababa de anunciar el fichaje de Mbappé y el Barça, manchado por el caso Negreira y el sainete del adiós de Xavi, era un club en plena descomposición deportiva, reputacional y económica. Aquello olía a era dorada merengue y a larga sequía azulgrana: «El fútbol no son matemáticas y eso que piensa mucha gente igual no se cumple. En el fútbol nunca se sabe», dijo a ABC aquel empleado cercano al presidente. Y así ha sido.

Ancelotti tiene un pie y tres cuartos del otro fuera del Madrid, pero esta temporada no es una temporada como cualquier otra y la decisión de cambiar de entrenador está muy condicionada por la disputa del Mundial de Clubes y las fechas de un torneo que el Madrid tiene señalado en rojo en su hoja de ruta. Igual que ganó la primera Copa de Europa, en 1956, ahora quiere ser el primero en levantar el primer gran Mundial de Clubes de la historia. Algo que se recordaría para siempre y que vendría acompañado de una lluvia de millones. 145 kilos son los que se llevaría el Madrid en caso de ganar un torneo cuya final está fijada para el domingo 13 de julio, solo un mes antes del comienzo de la Liga 2025-26.

Calendario sin tregua

Evidentemente, si el Madrid llega a la final del Mundial de Clubes sus primeras dos (o tres) primeras jornadas de Liga serían aplazadas. Los jugadores tienen por convenio cuatro semanas de vacaciones y, como mínimo, necesitarían quince días de pretemporada para poder competir ya oficialmente. El asunto está en que si Ancelotti no va a ser el entrenador el próximo curso, pero sí dirige al equipo en Estados Unidos, el nuevo entrenador solo tendría dos semanas, tres como máximo, para darle forma al nuevo Madrid.

La opción de jugar el Mundial de Clubes con un entrenador interino, que sería Solari, tampoco le haría ganar al futuro técnico del Madrid más tiempo para trabajar en el nuevo proyecto. La última opción es disputar el torneo ya con el nuevo entrenador en el banquillo, pero si el equipo se la pega en tierras norteamericanas, empezaría con una mancha importante.

Todo esto se evitaría si el técnico del Madrid para la temporada 2025-26 fuera a ser Ancelotti, pero esa es la opción menos probable en estos momentos. El italiano es, seguramente, el mejor entrenador de la historia del club blanco, y no piensa dimitir, pero eso no es óbice para que sus mejores días como preparador hayan ya pasado. Su mensaje a los jugadores no llega como llegaba antes, tampoco él ha encontrado soluciones a las muchas goteras de esta temporada y cuatro años consecutivos en esa silla eléctrica, que es el banquillo del Bernabéu, nunca los había vivido un entrenador bajo el mandato de Florentino. Parece complicado que se extienda a un quinto. La duda es cuándo ejecutar el adiós.