Emilce Cuda (Buenos Aires, 1965) es teóloga, la primera teóloga argentina especializada en moral social católica. Pero, sobre todo, es la primera mujer laica en ocupar un puesto de poder en la Santa Sede. Fue a raíz de que el papa Francisco la nombrara en febrero de 2022 secretaria de la Pontificia Academia para América Latina (CAL), cargo que hasta la llegada de esta argentina siempre habían ocupado hombres.

Pero eso no es todo. ¿Sabe quién ha presidido la CAL desde 2023 y hasta antes de ayer, con quién ha trabajado Emilce Cuda codo con codo durante los dos últimos años? Pues con el cardenal Prevost, el hombre que el pasado jueves se convirtió en el nuevo papa con el nombre de León XIV.

"La mujer de los dos papas", la han bautizado algunos medios de comunicación. De lo que no cabe duda es que esta teóloga probablemente sea una de las personas con más claves para explicar tanto a Francisco, cuyo pensamiento analizó en el libro ‘Para leer a Francisco: Teología, ética y política’, como a León XIV.

Emilce Cuda con el papa Francisco.

PREGUNTA. Usted ha trabajado los dos últimos años junto a Robert Francis Prevost, el nuevo papa. ¿Cómo es?

RESPUESTA. Es una persona encantadora, muy simple, muy profunda. Una persona que escucha.

P. Usted ha conocido bien a Francisco y ha conocido bien al cardenal Prevost. ¿Cree que a Francisco le hubiera gustado tener como sucesor a León XIV?

R. Sí, creo que sí. No puedo hablar por el papa Francisco, pero ha dado muchos signos de que le habría gustado que le sucediera León XIV. Para él era un amigo muy estrecho. Prevost ha sido una persona muy fiel al papa Francisco y que, ya como prefecto, ha dado continuidad a las actividades, las propuestas y los desafíos que nos planteaba Francisco, específicamente en la Pontificia Comisión para América Latina (CAL).

P. Cómo teóloga, ¿qué cree que podemos esperar del pontificado de León XIV?

R. León XIV es un pontífice que ha elegido ser misionero. El nuevo papa no está hablando de la misión, está poniendo a Jesucristo en el centro de su programa. Estar junto a los pobres es algo que hizo en sus años de juventud, así que no debería asombrarnos que el programa de su pontificado lo plantee en términos de misión. Pero sí que deberíamos ponerlo en relación con cómo se define la misión en la nueva constitución apostólica ‘Praedicate evangelium’ (promulgada en 2022 por el papa Francisco).

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P. ¿Y qué dice al respecto ese texto?

R. Hay una particularidad en el artículo primero del preámbulo de esa constitución. Allí no se dice cuál es el contenido de predicar el Evangelio como misión, sino el modo de predicarlo, y esa es una pequeña distinción en la que hay que poner el foco. Justamente en ese artículo primero se dice que el Evangelio se predica como misión no solo con palabras, sino también con gestos, con gestos concretos, como decía el papa Francisco. Y la constitución aclara que esos gestos han de tocar la carne suficiente de Cristo en el pueblo. Esa constitución da una nueva perspectiva de la prédica evangélica, porque hasta el momento algunos entendían la misión como la prédica de una catequesis y rechazaban que pudieran ser misión los gestos tendientes a la justicia social como camino a la paz verdadera. En el caso de León XIV -quien ha explicado que el nombre que ha elegido guarda estricta relación con León XIII, el papa que comienza a sistematizar la doctrina social de la Iglesia- parece claro que su misión va a estar en línea con lo que establece la nueva constitución firmada por el papa Francisco. Y eso implica volver a poner en el centro de la prédica misionera los principios de la doctrina social de la Iglesia.

P. En su primera homilía como papa, León XIV ha asegurado que reducir a Jesucristo a la categoría de superhombre es ateísmo. ¿Cómo lo interpreta?

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R. Es algo que se relaciona mucho con la teología de Joseph Ratzinger, quien en repetidas ocasiones dijo que no se puede hablar de un Dios hombre, sino de un hombre Dios. Hablar de un Dios hombre es entender a Jesucristo como un superhombre, y eso abona el terreno al poder político y económico. Jesucristo es un Dios hombre, un Dios que se hace hombre: un Dios que nace pobre, un Dios que trabaja, un Dios que predica con actos concretos, tocando los cuerpo, salvando, resucitando, curando. El que León XIV haya retomado la idea de Ratzinger de este Dios que se hace hombre supone también insistir en la prédica de la misericordia, de una teología de la misericordia y de una misión como misericordia, una misión capaz de bajar hasta los últimos, hasta las periferias.

P. Todos esos que cita son conceptos que cimentaron el pontificado de Francisco. ¿Cabe esperar entonces una absoluta continuidad del pontificado de León XIV con el de Francisco?

R. No puede haber continuidad absoluta porque son dos personas diferentes, que pertenecen a dos generaciones diferentes y que tienen una acumulación cultural diferente.

Lo que hay es una continuidad histórica. La historia es una suma de decisiones que hacen que la Iglesia se vaya moviendo en el tiempo. Esa es la diferencia entre el cristianismo y otras religiones: la Iglesia siempre se está reformando. Si quisiéramos que el pontificado de León XIV fuera una continuidad idéntica con el de Francisco, estaríamos poniendo freno a la vocación histórica de la Iglesia católica. El nuevo papa ya ha dicho que su pontificado va a guardar continuidad con el Concilio Vaticano II, como ya hiciera el papa Francisco, quien aplicó el Concilio Vaticano II a los desafíos de su tiempo y no se quedó fijo en las categorías del siglo XX. Del mismo modo, el papa León va a tener que afrontar ahora otros desafíos. Su pontificado va a ser de continuidad con el Concilio Vaticano II y con el de Francisco, pero las decisiones que tenga que tomar seguramente van a ser diferentes a las de su antecesor, no contrarias pero sí diferentes porque el escenario mundial y eclesial va a ser otro.

Emilce Cuda (Buenos Aires, 1965) es teóloga, la primera teóloga argentina especializada en moral social católica. Pero, sobre todo, es la primera mujer laica en ocupar un puesto de poder en la Santa Sede. Fue a raíz de que el papa Francisco la nombrara en febrero de 2022 secretaria de la Pontificia Academia para América Latina (CAL), cargo que hasta la llegada de esta argentina siempre habían ocupado hombres.