Julia Korkman, investigadora de delitos sexuales contra menores: “Estamos fallando como adultos si la respuesta al acoso digital es quitarles el teléfono” - La Tercera


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Key Challenges in Addressing Online Child Sexual Abuse

Julia Korkman, a leading researcher in child sexual abuse, highlights the global issue of online sexual abuse affecting adolescents, particularly girls. She criticizes the common response of confiscating phones, arguing it fails to address the root problem. Adults' reliance on phones necessitates a focus on risk comprehension, open communication, and protective tools.

The Silence of Victims

Korkman emphasizes the reluctance of victims to report abuse due to shame, fear of escalation, and the fear of losing phone access. She notes that even severe abuse often goes unreported due to this fear.

Institutional and Family Responsibility

Korkman stresses that the belief that home is a safe space is outdated. While children and teens are often digitally savvy, protective measures remain insufficient. She highlights the key role of tech companies in risk detection and mitigation and the need for adults to create trusting communication environments.

Vulnerability Factors

Korkman points out that abusers are skilled manipulators, often engaging in long-term grooming, posing as peers, and using threats to maintain control. She mentions the use of fake profiles and intimidation tactics such as threats of violence against family members.

Breaking the Silence

Strategies to encourage reporting include anonymous reporting mechanisms and peer-to-peer support programs, where older teens educate younger ones about online risks.

Groups at Higher Risk

Children lacking adult support, those exploring their sexuality online, and children from sexual minorities are particularly vulnerable. Korkman stresses the importance of acknowledging the positive aspects of online interaction while emphasizing the need to navigate potential risks.

Sexting, Consent, and Realistic Education

Korkman advocates for realistic sex education, emphasizing consent and strategies for safe sexting, such as concealing faces and ensuring mutual consent. She emphasizes the importance of educating children about the possibility of sexting and minimizing its inherent risks.

Role of States

Korkman underscores the vital role of governments in providing comprehensive sex education encompassing communication, boundary-setting, and consent. The 'tea party' analogy is used to explain consent, clarifying that it's revocable at any point.

Chile as a Potential Model

Korkman commends Chile's implementation of the Law on Videotaped Interviews, highlighting its alignment with scientific best practices for interviewing child witnesses. She praises the ongoing training and feedback mechanisms for interviewers, suggesting Chile could become a global leader in this field.

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Korkman, investigadora de delitos sexuales contra menores y presidenta de la Asociación Europea de Psicología y Derecho, no se sorprende con las cifras: “Son parte de una realidad global que afecta especialmente a adolescentes, sobre todo a las niñas. Y hemos fallado en tener respuestas adecuadas. La reacción más común suele ser quitarles el teléfono, pero eso no aborda el problema de fondo. Los adultos también usamos los teléfonos, los necesitamos. No se trata de prohibir, sino de comprender los riesgos, hablar su idioma y darles herramientas para protegerse”.

Desde su rol académico en la Universidad Åbo Akademi en Finlandia y como experta del Instituto Europeo para la Prevención y Control del Delito, ha investigado cómo se manifiesta el abuso sexual en entornos digitales y cuáles son las estrategias más efectivas para prevenir y acompañar. “Hay niños que están explorando su sexualidad y terminan siendo víctimas; otros creen que están hablando con pares, cuando en realidad hay un adulto del otro lado. También está la llamada pornografía de revancha, cuando se usa material íntimo para vengarse tras una ruptura”.

Las trampas del silencio

Uno de los mayores desafíos, insiste, es que las víctimas rara vez denuncian. “Puede ser por vergüenza, miedo a que empeore la situación o simplemente por temor a que les quiten el teléfono. Hemos visto casos en los que ha habido abusos muy graves y, aun así, prefieren no contarle a un adulto porque sienten que sería peor que les quiten el teléfono, más allá de lo que ya les pasó”.

—¿Cómo ves la corresponsabilidad institucional y familiar?

La idea de que si están en casa están seguros ya no aplica. Hoy los riesgos también están ahí. Los niños y adolescentes navegan mejor que generaciones anteriores; saben, por ejemplo, que si alguien dice ser Kim Kardashian, probablemente no lo sea. Pero seguimos sin tener suficientes medios para protegerlos.

—¿Y qué actores deberían asumir esa responsabilidad?

Las empresas tecnológicas tienen un rol clave, pero francamente no están muy interesadas en hacerlo. Ellos son muy buenos creando algoritmos que provocan que las personas se interesen, por ejemplo, en contenidos de anorexia o de violencia masculina, etc. Entonces deberían ser igual de buenos para detectar estos riesgos y minimizarlos.

Y los adultos debemos crear espacios de confianza, hablar con ellos en su lenguaje. Muchas veces les damos smartphones desde muy pequeños sin dimensionar todo lo que eso implica, no solo en cuanto a abuso, sino también en salud mental.

—¿Qué hace a niños y adolescentes particularmente vulnerables al acoso digital?

Los agresores son expertos en manipular. Sabemos de casos en los que la policía encuentra cientos de menores involucrados tras revisar el computador de un sospechoso; niños y niñas que han estado enviando fotos o realizando actos sexuales.

En muchos casos, ninguno le contó a un adulto. Algunos lo comentan con un amigo, pero no más. Se crean relaciones, incluso amorosas; trabajan durante mucho tiempo para crear esa confianza. También se hacen pasar por personas que solo tienen unos pocos años más. Usan fotos falsas, claro.

Y también hay quienes usan amenazas, por ejemplo, después de enviar algunas fotos, si el niño no quiere enviar más, les dicen: “voy a matar a tu mamá”. Lamentablemente, son muy hábiles a la hora de convencer a los niños de no contarle a nadie.

—¿Qué estrategias pueden funcionar para romper ese silencio?

Ofrecer reportes anónimos ayuda, pero también es clave fortalecer las redes entre pares. En Finlandia tenemos programas que enseñan a los adolescentes qué hacer si un amigo les cuenta algo. Porque muchas veces ese es el primer canal. También se trabaja con adolescentes mayores que alertan a los más pequeños sobre lo que podrían enfrentar: “cuidado, porque hay personas que hacen esto y esto otro. Te van a contactar para pedirte que hagas ciertas cosas”, etc.

—¿Qué grupos están más expuestos?

Los niños que se sienten solos o que no tienen adultos interesados en ellos están más expuestos. En casos de abuso sexual, una característica común es que se trata de adolescentes que están buscando conversaciones o vínculos en línea. Y el mundo digital, para muchos niños y adolescentes, también tiene aspectos positivos. Conozco, por ejemplo, a un niño autista con muchas dificultades para hacer amigos en la escuela. Estaba muy interesado en la teoría musical, y en internet encontró una comunidad donde había tanto niños como adultos, y fue algo muy positivo para él, con mucho apoyo. Pero podría haber sido un riesgo también. Por eso, tampoco se trata de quitarles ese espacio: como en la vida real, cuando conoces a muchas personas, algunas serán buenas y otras no. Es difícil.

Otro grupo especialmente vulnerable son los niños que pertenecen a minorías sexuales. Es probable que busquen explorar su identidad en línea, y les cuesta mucho hablar de eso. Porque si cuentan lo que les pasó, también tendrían que contar que son homosexuales o que están explorando su orientación, y tal vez no están preparados para hacerlo. Para algunos, el hecho de que sus padres se enteraran de que eran homosexuales fue incluso más duro que el abuso por parte del adulto.

Foto: Marcelo Moreno

Sexting, consentimiento y educación realista

Para Korkman, parte esencial de la prevención es la educación sexual. “No sirve decirles que no tengan sexo o que nunca manden una foto. Es como decirles que no tengan sexo antes del matrimonio: no funciona. Lo que sí sirve es entregar información concreta y útil para su realidad”.

En Finlandia, algunas organizaciones juveniles promueven estrategias de sexting seguro: ocultar el rostro, no enviar fotos explícitas, asegurarse de que la otra persona quiere recibirla; y si algo los hace sentir incómodos, hacer un pantallazo de inmediato, no borrar el historial, para tener pruebas o evidencia. “No se trata de fomentar el envío de fotos, sino de asumir que ocurre y minimizar los riesgos”.

—¿Cuál es el rol de los Estados ante la violencia digital y de género?

Primero, garantizar educación sexual. Y no solo para evitar embarazos o enfermedades, sino también para enseñar a comunicarse, a poner límites, a reconocer el consentimiento. Necesitamos una educación sexual positiva que diga: el amor, el deseo y el vínculo con otros son parte saludable de la vida.

Y en esa educación, el concepto de consentimiento tiene que estar muy claro. Hay un ejemplo que se usa mucho: el de la fiesta del té. Es una analogía en inglés, pero sirve mucho. Si alguien te invita a su casa a tomar una taza de té, tú puedes aceptar, claro, pero si después decides que no quieres, no pasa nada: no tienes por qué tomarlo. Y si al principio querías una taza pero luego ya no, también está bien. Nadie puede decirte: “Tienes que seguir tomando otra y otra, porque te invité”. No funciona así. Incluso si tú querías el té con azúcar blanca y después cambias de opinión, tampoco pueden obligarte a seguir con eso. Es un ejemplo muy concreto y fácil de entender. Los niños de 12 años ya lo comprenden perfectamente.

Chile como referente

Korkman quedó positivamente sorprendida con la implementación de la Ley de Entrevistas Videograbadas. “Me mostraron las diez recomendaciones clave de la comunidad científica para entrevistar a niños y niñas, y muchas de ellas ya están aplicándose acá. Es un trabajo serio”.

—¿Qué destacarías del modelo chileno?

La capacitación continua y la retroalimentación periódica a entrevistadores. Eso es muy poco común. Si este enfoque se mantiene y se extiende a todo el país, Chile puede convertirse en un referente internacional en esta materia.

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