La vida del que te trae los paquetes: "Cobro 76 céntimos por entrega y me echan si enfermo"


This article details the difficult working conditions and low pay faced by package delivery workers in Spain, highlighting the challenges and risks involved in the job.
AI Summary available — skim the key points instantly. Show AI Generated Summary
Show AI Generated Summary

Para ser repartidor de paquetes en una ciudad como Madrid, necesitas:

  • Tener un vehículo de grandes dimensiones.
  • Poseer un smartphone con buena conexión a internet.
  • No haber perdido más de 4 puntos del carnet de conducir.
  • Gozar de la máxima disponibilidad horaria, especialmente en festivos.
  • Ser empático y cordial en el trato con el cliente.
  • Estar dispuesto a aceptar cambios constantes en tus rutas y horarios de reparto.
  • No contar con antecedentes penales (solo Amazon).
  • Estar al tanto con tus obligaciones fiscales (solo Amazon).

A cambio, la paquetería te ofrece un sueldo inferior a 1.000 euros, pasando toda la jornada en la calle, trabajando por sistema seis días a la semana y siendo responsable, en ocasiones, de los desperfectos que puedan sufrir los paquetes.

Y, sin embargo, el negocio de la paquetería ha crecido un 120% en los últimos quince años. Cada español recibe, en promedio, 22 paquetes al año, lo que ha generado un boom descomunal de la oferta de empleo. Si te interesa ser repartidor, puedes empezar en menos de una hora, sin siquiera conocer a tu empleador; varias empresas solo te pedirán que rellenes un formulario y les mandes un PDF con tus datos de facturación.

Hay tanto trabajo que las empresas no se preocupan de buscar a repartidores con experiencia, sino que se contentan con personas que sean capaces de mover las mercancías sin dañarlas... o robarlas. Esto último es importante si se tiene en cuenta que, a menudo, los repartidores entregan productos cuyo valor excede, por mucho, lo que ganan en un mes.

"Al principio sí me enfadaba por esto. Llevaba un ordenador a alguien y, por el camino, miraba en internet qué modelo era y cuánto costaba. He llevado ordenadores de 3.000 euros, que es más de lo que gano en tres meses, teniendo a dos hijos en casa", explica Julio H., un repartidor de 37 años de Madrid. Julio perdió su trabajo en una sucursal bancaria en 2021 y no ha vuelto a encontrar nada parecido. Se gana la vida repartiendo paquetes y comida por las noches los fines de semana. En 2023, afirma, le hizo a su coche, un Xsara Picasso de 2009, 80.000 kilómetros sin salir de la M-40. "Cada día me levanto a las 6:30 de la mañana, me presento en la empresa de paquetería a las 8 y empiezo a repartir. Dependiendo de la empresa, me pagan entre 0,75 y 1,5 euros por paquete. Intento hacer 35 de media porque, si no, no me cubre ni los gastos de combustible".

" Dependiendo de la empresa, me pagan entre 0,75 y 1,5 euros por paquete"

Según explica Julio, a mediodía suele haber ganado alrededor de 30 euros, de los cuales la mitad se van en gasolina. "Algunos días no puedo volver a casa y me quedo a comer en un bar. Esos días pierdo dinero", lamenta a este periódico. Continúa cada día con la esperanza de que alguna de las empresas de reparto le haga un contrato, como le han prometido, y también porque necesita lo poco que le queda limpio. "En los meses buenos saco entre 900 y 1.100 euros. Eso sí, trabajando una media de 11 horas y llegando a casa a unas horas a las que mis hijos se han dormido. Muchas semanas solo les veo los domingos por la mañana".

Hay días que, por imprevistos económicos, Julio va a repartir sin un euro en su cuenta bancaria. "Tengo solo lo que hay en el depósito del coche, lo que valga esa gasolina. No me da ni para tomarme un café", continúa. Como en una fábula del capitalismo, son esos los días en los que le tientan los paquetes: "Sabes que no puedes comprarle a tu hijo ni un libro que necesita para clase, pero tienes en el maletero tres iPhones que valen 2.000 euros cada uno. Fantaseo. Fantaseo con esos 6.000 euros, que bien distribuidos me darían para tener un colchón económico y no pasarlo tan mal, pero no lo hago, porque pienso que lo mismo me meten en la cárcel y encima dejo solos a los críos".

"Porque en este país, por robar millones no te hacen ni dimitir del cargo, pero como un pobre robe tres móviles...", zanja Julio.

El caso de Julio es una excepción, en tanto que tiene un problema en la cadera y solo puede trabajar en coche, a costa de sus márgenes. La mayoría de los repartidores prefieren operar en bicicleta, en moto eléctrica... o caminando, que es a la postre la forma más rentable. Es la vía de entrada de miles de inmigrantes, sobre todo de Latinoamérica, que llegan a España con un visado de turista y sobreviven gracias a los paquetes. Compran una mochila cúbica en los chinos y empiezan a repartir, todo en la misma mañana, moviéndose en metro por la capital. En el caso de Isabela G., de 21 años, la exigencia le hizo tanta mella física que tuvo que dejarlo. "Hacía en torno a 15 kilómetros diarios con muchísima carga, algunos días con hasta 20 paquetes", explica.

Isabela aguantó seis meses en el sector. Ganaba en torno a 400 euros al mes, o 0,75 por entrega, una cifra que "no da para vivir", pero que le estaba quitando las ganas de hacerlo. "Acababa cansadísima después de cada jornada. No tenía ganas de hacer nada, no podía". Cuando su salud empezó a quebrarse, dejaron de llamarla. "Al final creo que fue mejor salir, aunque no haya encontrado nada, estaba dejando cosas que no tienen precio como mi salud y mi paz en ese trabajo", sentencia.

Emiliano F., de 28 años, es un colombiano que lleva 6 años en Madrid. Vive con otros seis compatriotas en Usera y todos se dedican a la paquetería. Entre varios compraron una furgoneta vieja con la que reparten. Cada semana le toca la furgoneta uno o dos días, el resto de las jornadas reparte a pie, con un carrito. No obstante, no tiene claro que haya sido una buena idea comprar el vehículo: "Nos da muchísimos problemas. Para empezar, no tiene etiqueta ecológica para entrar en el centro de Madrid, así que cada vez que nos pillan, es una multa", explica a este periódico. "Y a esto hay que sumarle las multas que nos ponen por aparcar mal en las entregas o los desmanes de algún compañero, que se va por las noches con su novia en la furgoneta y gasta la gasolina", dice entre risas.

"No hay un mes que gastemos menos de 400 euros en multas", afirma.

Emiliano es un veterano del sector. Ha entregado tantos pedidos que su memoria es una ametralladora de anécdotas. "Recuerdo un día el año pasado que estaba atravesando un parque muy grande de Fuenlabrada y se puso a granizar. Empecé a correr, pero no había nada alrededor, ni un árbol donde cubrirse. Cuando finalmente llegué a un bar, abrí la bolsa y vi que estaba todo empapado. Había varios portátiles y un ordenador de Apple carísimo", relata. "Me puse a llorar allí mismo, me tuvieron que consolar los dueños del bar, porque creía que me lo iban a hacer pagar todo. Al final, gracias a dios, solo se estropearon los embalajes y me pusieron una penalización muy pequeña".

¿Has visto todos esos 'riders' con los que te cruzas en la calle? Cada uno se ha caído al menos dos veces este mes

En otra ocasión, hizo una pausa en la puerta de un McDonald's, donde se paran varios riders a la espera de reparto. "Dejé la mochila en el suelo, me fumé un pitillo con dos compatriotas y me marché, con la mala suerte de que descubrí, cuando estaba ya bien lejos, que me había equivocado de mochila. El problema es que no sabía de quién era, porque no conocía a los chicos con los que hablé. Volví al sitio y esperé una hora, dos, tres... tardó cuatro horas el muchacho en volver, porque ya se había ido a casa. Ese día no pude repartir, me llamaron desde la agencia varias veces... unas broncas... ¡un desastre!".

"Quiero decirle algo a los que empiecen a repartir", dice. "No lo hagáis en moto o en bicicleta. ¿Has visto todos esos riders con los que te cruzas en la calle? Pues te prometo que cada uno se ha caído al menos dos veces este mes. Vamos como locos para cumplir el horario y, antes o después, te caes o te atropellan. Yo me he roto la clavícula, el húmero, dos veces los dos tobillos, varias costillas... incluso una vez acabé debajo de un coche enorme, que por suerte frenó a tiempo, porque me habría pasado por encima. Menos mal que la sanidad es gratuita y yo tengo los papeles en regla, porque no podría haberme pagado el hospital", zanja.

🧠 Pro Tip

Skip the extension — just come straight here.

We’ve built a fast, permanent tool you can bookmark and use anytime.

Go To Paywall Unblock Tool
Sign up for a free account and get the following:
  • Save articles and sync them across your devices
  • Get a digest of the latest premium articles in your inbox twice a week, personalized to you (Coming soon).
  • Get access to our AI features

  • Save articles to reading lists
    and access them on any device
    If you found this app useful,
    Please consider supporting us.
    Thank you!

    Save articles to reading lists
    and access them on any device
    If you found this app useful,
    Please consider supporting us.
    Thank you!