La Cofradía del Cristo Yaciente del Santo Sepulcro de Guadalajara vuelve a estar en el ojo del huracán. Si hace dos años ya generó bastante revuelo por exhibir una camisa de la División Azul con simbología nazi en una exposición para conmemorar su 75º aniversario, ahora lo es por asumir el argot franquista para repasar su historia en una de las páginas del libro de Semana Santa. La cofradía se refiere a la Guerra Civil española como “Cruzada de la Liberación” para recordar que, según los estatutos con los que fue creada en 1948, sólo podían formar parte de ella los “excombatientes”, “padres de excombatientes” e “hijos de excombatientes” fallecidos “en el frente” o por las heridas sufridas “en acción de guerra”. Lo mismo que reflejan en su página web para explicar los orígenes de una hermandad que fue refundada en 1989 abandonando su antiguo nombre: la Hermandad de Caballeros Cruzados Excombatientes del Santo Sepulcro.
El Foro por la Memoria de Guadalajara denuncia que la denominación de “cruzada” en el libro de Semana Santa para referirse a la Guerra Civil “justifica un golpe de Estado y una guerra” y supone “una instrumentalización política intolerable de unas fiestas religiosas que deberían ser de todos los creyentes” contradiciendo, además, “los principios evangélicos de neutralidad y reconciliación”. “Asociar celebraciones religiosas a la exaltación de este régimen puede interpretarse como una falta de sensibilidad hacia las víctimas y sus familias, perpetuando el dolor y la división social”, asegura Xulio García Bilbao, presidente del foro, que acusa a la alcaldesa de Guadalajara, la popular Ana Guarinos, de “perpetuar el nacionalcatolicismo” y mostrar “una enorme falta de sensibilidad y una glorificación de la dictadura”, al permitir la publicación del folleto, editado por la Junta de Cofradías, en estos términos.
García también reclama la intervención del Obispado de Sigüenza-Guadalajara por una expresión que, dice, “daña la credibilidad y legitimidad moral de la Iglesia católica”, especialmente ahora que “sectores significativos de la sociedad buscan superar divisiones históricas y avanzar hacia una convivencia basada en el respeto mutuo”. “Mezclar celebraciones religiosas con exaltaciones franquistas perpetúa divisiones históricas, instrumentaliza la religión para fines políticos y contradice tanto valores cristianos como normativas legales actuales”, insisten desde el colectivo, que recuerda las “graves violaciones de derechos humanos, incluyendo ejecuciones, encarcelamientos y represión sistemática, incluso de cristianos” cometidas durante la dictadura franquista. “La Semana Santa es una celebración religiosa que debería ser apolítica por definición, y es por tanto de todos los creyentes, sean de una ideología u otra”, agregan.
A la denuncia del foro se suma Izquierda Unida (IU) de Guadalajara, que reprocha al Ayuntamiento que asuma la “terminología franquista y nacionalcatólica” al apoyar la publicación. Este partido pide la retirada “física y digital” del libro por hacer apología del golpe militar de 1936 y su reedición, explica su portavoz, José Morales, “en términos que sean admisibles por una democracia”. EL PAÍS ha intentado contactar sin éxito con la hermandad y con la Junta de Cofradías de Guadalajara para recabar su opinión. La Cofradía del Cristo Yacente, que procesiona el Viernes Santo, ya estuvo envuelta en la polémica en 2023, cuando tuvo que retirar, tras pedirlo el Obispado, una camisa de la División Azul con una esvástica nazi bordada en el pecho en una exposición para conmemorar sus 75º años de historia. Ya entonces, la cofradía adujo que esos elementos no buscaban hacer ningún tipo de apología y que sólo servían para explicar sus orígenes.
Un argumento similar exponen desde el Ayuntamiento de Guadalajara, que sostiene que las alusiones a la Guerra Civil como “Cruzada de la Liberación” se refieren a su “norma fundacional” y que “el error”, quizá, está en no haber “entrecomillado” la expresión. Fuentes municipales insisten que el libro de Semana Santa lo edita la Junta de Cofradías y que el Ayuntamiento, como otras instituciones que apoyan una fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que han prestado su logotipo a la publicación, sólo contribuye a su difusión. El gobierno local esgrime que no está obligado a revisar su contenido, como tampoco lo hace con el resto de publicaciones que editan otras entidades que reciben fondos públicos. “Si eso atenta o no contra la memoria es algo que tiene que decir un juez”, afirman desde el consistorio. “Nosotros no revisamos la edición que hace la junta de cofradías porque son ellos los que organizan la Semana Santa con total libertad”, reiteran.
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