Nos dieron cuerpo, rostro y ‘vogue’. En el salón del Centro de Convenciones Javier Prado las luces persiguen a las estrellas de la noche. Mujeres y hombres trans, y toda la diversidad de la comunidad LGTB+ se congrega luciendo sus mejores vestuarios, brillos y maquillaje. Es una competencia de performance y técnicas de baile con sus propias reglas, donde puede juzgar únicamente un jurado especializado, no la sociedad.
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En el Perú, la escena ‘ballroom’ se viene construyendo con fuerza desde el año 2019. Sus antecedentes se remontan al Nueva York de los años sesenta, setenta y ochenta con las comunidades trans, afroamericanas, latinas y con VIH+. Comenzaron como concursos de belleza que incorporaron una pasarela, un jurado y las poses de las portadas de la revista “Vogue”, que Madonna volvió ‘mainstream’ con esa icónica canción. Al menos, por esa noche, todos los focos estaban sobre ellas y se creó la fantasía.
“‘Ballroom’ es una cultura de personas trans, afro, disidentes, comunidad LGTBI, que se une en un circuito de competencia por categorías. Se celebran las identidades y diversidad en la pista a través del arte, un arte responsivo porque, dada la realidad de las disidencias, termina siendo un acto de supervivencia”, nos dice la ‘trailblazer’ OA Mother Isis Prince (@isis.prince), una de las fundadoras y pioneras del ‘ballroom’ en el Perú. De hecho, con la International Pioneer Kiki House of Prince, que ella lidera, se inició toda esta movida en Lima, en 2019. “Se trata de llenar esta necesidad de espacios donde podamos ser protagonistas, celebrarnos y mostrarnos tal como somos”, dice.
Isis recuerda con emoción la lucha de los primeros años, cuando empezaron a consolidar la escena limeña buscando espacios, convocando a la gente, educando en el arte y el conocimiento detrás de este lenguaje. En solo 6 años esta iniciativa ha crecido tremendamente en Lima, y en el interior del país. Hay ‘balls’ en ciudades como Trujillo o Arequipa. “Es un sueño colectivo y relevante, no solo luz y glamour; sino, una colectividad que se ayuda, una red que le ha cambiado la vida a muchas personas”.
Al igual que en otros países, en el Perú también existen ‘Casas’ con sus respectivas madres: “Como madre, mi función es entrenar y enseñarles a caminar las categorías, dentro de la parte competitiva. Además, en mi Casa, tengo una función materna, me hablan de su día a día y me involucro en sus vidas. Estoy ahí para contenerlas si pasan un mal momento”, explica Emmona Mulan, madre en el Perú de la Legendary Haus Of Hua Mulan, con sedes en Inglaterra, Corea, Francia, Canadá y Costa Rica.
Emmona es de nuestras exponentes con mayor trayectoria y bailarina profesional. Se formó en D1 de Vania Masías, y encontró en la exageración de la feminidad la expresión que estaba buscando: “Es una feminidad subversiva. A las mujeres nos crían diciendo ‘no muestres’, ‘no ocupes espacios’, pero una mujer trans exagera, es una oda a la feminidad”, sostiene Emmona. Desde su posición, entiende la cultura ‘ballroom’ como un espacio comunitario para desarrollar herramientas para enfrentar la vida real, donde también hay competencias, así como premios.
Las batallas siempre son entre dos contrincantes de distintas casas o 007 (independientes). Sobre la pasarela deben cumplir las exigencias de cada categoría. La Calle Prince (@calle.___) ha documentado una buena cantidad de 'balls' durante años. Su archivo se encuentra en @ballroomperu.archivo. (Foto: La Calle Prince)
Durante el evento "8va Corona". Acercarse al jurado es parte de la dinámica de cada batalla. El jurado decide si se cumplen los requisitos y si continúa o no en la competencia. (Foto: La Calle Prince)
En las 'balls' cada detalle cuenta. El vestuario, maquillaje o implementos pueden ser muy elaborados y costosos o, también, se pueden prestar la vestimenta entre las integrantes de una casa, reciclar de competencias anteriores, intercambiar de acuerdo a la necesidad estética de la categoría. No siempre se tiene recursos para un 'outfit' nuevo. (Foto: La Calle Prince)
El Paseo de los Héroes Navales (frente al Palacio de Justicia), se ha convertido en un punto de encuentro para los 'trenos' o entrenamientos para las competencias. Emil Fabianne (@latinapapacito) realiza un encuentro público donde llegan las personas interesadas en aprender a caminar por la pasarela, poses, 'voguing', técnicas de baile y perfeccionar las categorías. (Foto: Elías Alfageme)
Cada categoría a reñir sobre la pista de baile tiene sus propias condiciones y características. ‘Realness’, ‘face’, ‘runway’, ‘femme queen’, ‘beginners’, ‘body’, ‘sex siren’, son solo algunas de ellas. Cada participante prepara vestuario, técnica, maquillaje y destreza con mucha anticipación. (Foto: Richard Hirano)
Realizar el ‘catwalk’, ‘duckwalk’, ‘floor performance’ o el visualmente doloroso ‘spin & dip’ requieren esfuerzo. “Es difícil. Depende mucho de los cuerpos y la constancia”, comenta Calle. Los golpes y moretones son parte de la rutina. (Foto: Richard Hirano)
La belleza y la performance son altamente calificados. Mientras más elaborada sea la vestimenta, los detalles y, especialmente, la creatividad, el jurado dará más puntaje. (Foto: Richard Hirano)
En el Centro de Convenciones Javier Prado, Emil Fabianne demotró una vez más su alta performance durante el “What a Woman Kiki Ball". (Foto: Richard Hirano)
Miembros de la House of Mulan presentan a los integrantes de su casa liderada por Emmona Mulan. (Foto: Richard Hirano)
La fundadora de la movida 'ballroom' en Perú es Isis Prince junto a las miembros de su casa. Todo empezó en 2019, justo antes de la pandemia. La imagen tomada por La Calle Prince, se realizó en el evento "Nuestros Lazos 4.0". (Foto: La Calle Prince)
Actualmente, se tienen mapeadas nueve casas. Aunque cada ‘ball’ o competencia tiene su propio concepto —según quién la organice—, las categorías a batallar suelen repetirse. De dos en dos buscan sobresalir con todos sus atributos en ‘realness’, ‘face’, ‘runway’, ‘femme queen’, ‘beginners’, ‘body’, ‘sex siren’, y más. Con fuego en la pista, el conflicto es inevitable.
Otro elemento importante en la estructura de los eventos, es la presencia del MC (maestro de ceremonia), una especie de curador y filtro de las participantes que se presentarán ante el jurado. Gabrielle, aka Gemini 007 (@geminionthemic), MC reconocido como ‘la voz del ballroom’ explica que su misión es ser “la persona encargada de estudiar el ‘mood’, de ayudar a que el evento se desarrolle con fluidez”. Como bailarín afroperuano (y Valentina de Oro de pequeña), Gabrielle busca dejar un legado en el artivismo como hombre trans con raíces afroperuanas. Está creando la técnica del ‘afrovogue’ y las redes se están interesando.
Por otro lado, los vacíos en la investigación de la comunidad afroperuana ha llevado a iniciativas como el reciente evento “Afroperuvian Kiki Ball: Realeza Marrona”, organizado por Afrocentro y la marca de belleza Natura, el cual ha marcado la pauta. “Es el primer evento dedicado al 100% a la celebración de la vida afroperuana diversa”, comenta Natalia Barrera Francis, directora de Afrocentro. “Hacer una ‘ball’ como población y organización negra peruana era importante porque también elevaba la historia de las ‘ball’, pues esta empezó con personas negras, trans y latinas, en Nueva York. Ha trascendido las fronteras y se vuelve también un espacio de comunidad y conexión fundamental para el sentido de pertenencia y apoyo emocional”. Para Barrera, “‘ballroom’ es negra, marrona, compleja, dual, alegría, festejo, fortaleza y hermosura”.
Lenguaje glamuroso
007:
Caminante o miembro de la comunidad ‘ballroom’ que no pertenece a una Casa.
Trailblazer:
Persona pionera que inició y sostuvo el trabajo de construir la escena y es reconocida por la comunidad.
MC:
Master of Ceremony. Persona que lleva la pauta y dirección de la ‘ball’ desde el micrófono.
Treno:
Entrenamiento público o privado de preparación para alguna(s) de las categorías.
OTA:
Open To All. Categoría abierta a todas las identidades.
Realness:
Categoría histórica de la cultura ‘ballroom’ centrada en la pasabilidad como herramienta social.
Callout:
Categoría de ‘ballroom’ donde un caminante reta a otro caminante abiertamente a competir.
Vogue:
Estilo de baile nacido en la cultura ‘ballroom’ de la comunidad LGTBI, que combina poses, performance y los elementos del baile al ritmo de la música (‘vogue beats’).
*Fuente: Isis Prince.
El registro es fundamental para la escena y la fotógrafa Calle Pérez, aka La Calle Prince (@calle.___), ha capturado muchas de estas historias durante los últimos seis años. Además, tiene un cortometraje que se puede ver en YouTube. No se resistió y ahora también compite bajo el paraguas de la House of Prince en la categoría ‘beginners’ y ‘face’. Alcanzar la flexibilidad y velocidad para los pasos del ‘voguing’ en los bailarines recién iniciados es complejo. Realizar el ‘catwalk’, ‘duckwalk’, ‘floor performance’ o el visualmente doloroso ‘spin & dip’ requieren esfuerzo. “Es difícil. Depende mucho de los cuerpos y la constancia”, comenta Calle. Los golpes y moretones son parte de la rutina.
Pero pertener a esta movida es mucho más significativo para Calle. Aquí, nos dice, pudo encontrar un espacio de reconciliación: “Para mí ha sido reconciliarme con mi seguridad. Afuera, en la sociedad, ser femenino es un reto porque te acosan, te violentan, y yo sentí que podía ser femenina y sexy sin que me cosificaran ni vulneran mi espacio personal. Ha sido sanador”.
Para las prácticas, los parques y plazas se vuelven los salones de baile, algunos son seguros, pero no se escapa de la discriminación. Es costoso alquilar un espacio, por lo que los ‘trenos’ (entrenamientos) deben hacerse en el espacio público como explica Emil Fabianne (@latinpapacito), bailarín profesional, entrenador y muy premiado en las ‘balls’. Emil es 007; es decir, no pertenece a ninguna de las nueve casas.
“Algunas categorías exigen mostrar desde los zapatos hasta la punta del cabello. Se ponen tocados, coronas, tienes que lucir impecable. Si no estoy producido, mejor no camino”, afirma Emil. Desde la primera vez que el artista se acercó a este espacio, apreció que validen su identidad con sus pronombres: “No tenía que explicarlo, solo era Emil Fabianne y mis pronombres él y elle, y todos lo respetaban. Además, era celebrado dentro de lo que hacía en mi danza y expresiones artísticas”. Emil junto a Aire (@aire00.7) han reactivado los ‘trenos’ en la alameda Paseo de los Héroes (frente al Palacio de Justicia), todos los jueves, a las 6 p. m. Estas clases son gratuitas porque no muchas personas tienen la posiblidad de pagar sus entrenamientos: “‘Ballroom’ es una cultura para personas que lo necesitan en su vida. Hay muchas que son precarizadas y no tienen mucho dinero ni ingresos o están pasando por una situación difícil”.
La exigencia es parte del juego. Tacones, pestañas, extensiones y baile deben verse a la perfección: solo así se vive la fantasía en todo su esplendor. //
1
Fundadoras
Crystal LaBeija, mujer afroamericana, transgénero y drag, fundó con Lottie LaBeija la primera casa de ‘ballroom’: The Royal House of LaBeija, en los años setenta, en Manhattan. En las casas están las familias elegidas para vivir en comunidad. Las madres tienen la función de entrenar y acoger a sus integrantes.
2
RuPaul’s Drag Race
El famoso ‘reality’ conducido por RuPaul, estrella del drag, toma elementos del ‘ballroom’ como la pasarela, el jurado, plantear un reto y algunas categorías. El drag es parte de la cultura ‘ballroom’.
3
Beyoncé
La Queen B es de las estrellas favoritas de la comunidad LGTB+. Su música, coreografías y performance les rinden homenaje, así como su aclamado álbum “Renaissance”. Toma como referencia la cultura ‘ballroom’, los pioneros LGTB+ y la música house y disco.
4
Pose
El éxito de la serie de ficción “Pose”, situada en el Nueva York de los años 80 y 90 propició un renacer de la escena ‘ballroom’ en varios países. Explora el ‘voguing’, la proliferación del VIH y la discriminación.
5
Madonna
Icónica reina del pop. Su canción “Vogue” y los pasos del ‘voguing’ en su video posaron las miradas sobre la cultura ‘ballroom’, en 1990. Un año después, se estrenó el documental “Paris is Burning” que profundiza en el detrás del ‘voguing’ y una fuerte realidad.
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