Se abre Instagram y aparece una mujer con el pelo recogido y unos ojos azules sobre una butaca blanca típica de Ikea. Con el rostro sonriente y la mirada fija hacia la cámara, lanza una cuestión un tanto desconcertante para sus 84.000 seguidores: “¿Qué tienen en común el Quijote y el paseo de la Castellana?”. Eso, qué tienen en común, porque tela con la preguntita. “Que 40 veces El Quijote es lo que equivale a toda la regulación que nuestro Gobierno produce en solo dos meses y es lo que ocuparía todo este papeleo si lo dispersamos en [el Paseo de] la Castellana de Madrid. 12 kilómetros de ida y vuelta”. Tela.
Es decir, que tropecientas veces el Quijote equivale a llenar tropecientos Santiagos Bernabéu y que… Que la culpa es de Pedro Sánchez, vamos. ¿De quién iba a ser?, si estaba claro desde el principio. “Esto supone una pérdida para España de 90.000 millones de euros”, explica la autora en el vídeo. Está el país —guiño, guiño— como para apoyar a Sánchez. Sobre todo porque el vídeo es de la cuenta oficial de Ciudadanos. ¡Ha vuelto Ciudadanos a la política! Ya falta menos para que terminen en el PP: mañana.
En fin. Con Ciudadanos a punto de disolverse otra vez, la izquierda patria dividida otra vez, y Donald Trump de vuelta otra vez con sus aranceles a diestro y siniestro —sobre todo siniestros—, los españoles invierten ahora su tiempo en hacer la declaración de la renta. ¿Qué van a hacer?, ¿votar? Tiempo al tiempo. La Cadena SER ha publicado hace unos días una noticia que ha provocado una catarsis en X de proporciones históricas. Titular: “Hacienda investigará a aquellos que muestren signos de riqueza que no se correspondan con su renta”. ¿Y a qué se dedicaba hasta ahora Hacienda?, pensarán, y con razón. Bueno, pues 10 millones de personas ya han visto esta pieza informativa de la SER. En resumen: no solo hay que ser pobre, sino parecerlo.
En el interior del reportaje se explica que los inspectores fiscales patrios van a intensificar la vigilancia sobre aquellas operaciones que puedan esconder alteraciones del patrimonio. O dicho en el lenguaje tributario: “El uso fraudulento de las ventajas fiscales diseñadas para preservar la neutralidad de reestructuraciones empresariales y la ocultación de los beneficiarios reales de operaciones económicas significativas”. ¿Qué? Que se avecina una carta de Hacienda.
Ante semejante anuncio, el pueblo, tributario como es él, ha planteado algunas dudas razonables. “¡Ala! Se acabó lo de comprar kiwis”, contestó uno. Y las palomitas en el cine. “¿Han terminado de revisar las facturas de menú de los autónomos que tomaban dos postres?”, inquirió otro. “Vivo con miedo porque tengo una Thermomix en casa del Lidl”. Hay más. “Hacienda, amore, comprar entradas de 200 euros por encima de mis posibilidades no es mostrar signos de riqueza, ¿vale?”. Y el mejor: “Le pongo la manta eléctrica a mi gato. Estoy perdida”. Y tanto.
Con la nueva circular cabe preguntarse qué buscan los españoles en Google cuándo hacen la declaración del IRPF. El verdadero español, sin medias tintas, busca muy bien: “Cómo hacer la declaración de la renta”. Luego, seguramente, entre una ventana de incógnito y añada: “sin pagar y que me salga a devolver”. Aquí nos conocemos todos. La inquietud rentista se ha colocado estos días entre lo más buscado en Navarra, La Rioja, Comunidad de Madrid y Cantabria. Los andaluces confían en que les salga a devolver e indagan así: “Cuántos días tardan en ingresar la declaración de la renta”. Si todo está bien, no mucho. Pero —siempre hay peros con los números— Hacienda tiene la sartén por el mango y puede alargar el pago hasta varios meses. Vamos, que como buen ciudadano lo mejor es leer el Quijote y esperar sentado. O correr por la Castellana si sale a pagar, claro.
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