Los coches aparcan en la acera. Los trabajadores de la recogida de basuras de Madrid llegan con ropa cómoda, chándal y zapatillas; algunos, los que están de servicio, no se han quitado si quiera el uniforme. “Vengo con el sudor en la frente, ¡que empiece ya!”, implora un conductor llamado Antonio, de 58 años. En el interior del recinto municipal de Villaverde, la Nave, no cabrá un alma. La afluencia supera de tal forma las 600 butacas disponibles que la única solución posible es repetir el evento dos veces para que nadie se quede sin escuchar en qué consiste exactamente el nuevo “acuerdo de cierre” alcanzado ayer con las empresas adjudicatarias del servicio en la ciudad, FCC, Valoriza (filial de Sacyr), PreZero, Acciona, OHLA y Urbaser. En esta segunda votación, el resultado terminará siendo mayoritariamente a favor de la conclusión de la huelga. De los 1076 votos recogidos, 819 han sido favorables, 247 en contra, 8 en blanco y 3 nulos.
Antes de la resolución, un clima de alta tensión se adueñó de los allí presentes.
—¿Tú qué vas a votar?—, pregunta un trabajador antes de entrar.
—Escucha, si alguien quiere condicionar tu voto lo hace en un minuto. Te dicen dos cosas a favor o en contra y lo tienen. No preguntes, tú tienes que pensar por ti mismo—, le responde Manolo G., un compañero.
Nadie conocía los detalles. En esta ocasión el acta de la reunión no se hizo pública como en días anteriores. Y nadie los conocería hasta que no hiciera acto de presencia el técnico de sonido, que llegaría al salón de actos con casi una hora de retraso. Por fin apareció a las 11.49. Ovación para el joven y al lío. La voz cantante la ha llevado en todo momento el líder sindical Enrique de Benito desde el estrado, quien leyó punto por punto los acuerdos alcanzados.
En primero lugar, la duración del nuevo convenio colectivo. Era una de las reclamaciones más contundentes de los tres sindicatos implicados en la huelga —Sector Profesional RSU, CC.OO y UGT—. Los dos años que ellos reclamaban serían finalmente seis. Un representante de Sector Profesional recuerda que el motivo de su reclamación es que “en 2028 finaliza el contrato de las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento, y no queríamos firmar un convenio a largo plazo cuando las empresas y el propio contrato administrativo no vayan a estar aquí. Por desgracia no ha podido ser. Era una línea roja por su parte”. Esta era una lucha que el grueso de la plantilla daba por perdida.
A continuación, Benito enumeró las cuestiones sociales que se han conseguido poner negro sobre blanco en el nuevo “acuerdo”. Alguna de las más destacables afectan a los compañeros de los talleres. Estos podrán obtener unos ascensos más justos que hasta ahora. Cada año se ascenderá al 20% por orden de antigüedad. Así mismo, otro de los puntos conflictivos eran los trabajadores del turno de noche. “Trabajar siete días seguidos en este turno merma mucho la condición física y la salud. Hemos planteado que exista un tope de días seguidos trabajando, aún no están especificados. Se verán en vista paritaria”, anunciaba Benito. Esta falta de concreción real molestó a algunos. “Esto es como si no tuviéramos nada”, interrumpían desde las butacas.
Los indefinidos a tiempo parcial —los trabajadores en una situación más vulnerable— también tuvieron su hueco. “Se incrementará un 20% de su jornada a seis compañeros por lote y a aquellos que tengan más porcentaje de jornada que la que aparece en el convenio”, dijo Benito. Esto, ha vuelto a saber a poco. También se explicaron otros puntos sobre temas vacacionales o días de asuntos propios, por ejemplo.
Respecto a las cuestiones salariales, la oferta llevada a los trabajadores es en esencia la misma que en el preacuerdo del pasado martes. Los incrementos son del 1,5% en 2025 y tres euros más al día en el turno de noche. Esto supondría al mes unos 30 euros más para aquellos que perciben un salario de unos 2.000 euros.
—Que sepáis que el IPC está en el 2,3%. Seguimos palmando pasta—, se quejaba uno de los asistentes.
En 2026 el incremento es nuevamente del 1,5%, en 2027 del 2%, en 2028 del 3% y en 2029 del 5%. Pedro, un hombre de 43 años que no quiere dar su apellido, reconocía que se trata de las mismas condiciones que el martes. “Respecto al primer acuerdo son las mismas condiciones económicas con un cierto baile de los porcentajes. Hemos perdido dinero en realidad. Porque es lo mismo que lo anterior pero con 6 días de huelga. Lo único que varía son las mejoras sociales, que no nos afectan a todos. Me alegro por los compañeros que se beneficien, aunque esperaba algo más”, lamentaba el hombre, de 43 años.
En cierto momento de la asamblea, Enrique de Benito confesó que la negociación llegó estos días a un punto de enquistamiento. “Se acabó. Habéis pinchado en hueso. No vais a conseguir más”, dijo Benito que les dijeron los empresarios. “El problema, compañeros, es que por mucho que forcemos, en esta partida ha venido a intervenir Papá Ayuntamiento. Por proteger los derechos de la ciudadanía de Madrid nos perjudica a nosotros. Utilizarán todos los medios, tanto propios como ajenos para recoger la basura que hay si sigue la huelga”, manifestaba el líder sindical. En la mañana del sábado, el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, advirtió a los sindicatos en una reunión mantenida en el Palacio de Cibeles que si no eran capaces de “lograr un acuerdo” este domingo por la mañana se activarían los contratos de emergencia. “Si nos quitan la basura de las calles no tenemos forma de presionar”, admitía un trabajador en la asamblea.
La huelga de basura ha sido auspiciada sobre todo por el sindicato Sector Profesional RSU, que representa a la mayor parte de la plantilla de los trabajadores de recogida de basura de Madrid tras las últimas elecciones. Esto jamás había sucedido ya que hasta hace unos meses estaban representados en esencia por UGT y CC.OO. Del malestar generalizado con estos dos últimos sindicatos por “no defender el derecho de sus trabajadores” y “estar alejados de la realidad” nace Sector Profesional. Durante todo el proceso de negociación se trasladado un cierto sentimiento de unidad entre los tres grupos sindicales. Sin embargo, esto no ha sido tan rotundo. Han existido discrepancias desde el pasado martes. De hecho, tanto UGT como CC.OO mostraron su desconcierto por el rechazo mayoritario al preacuerdo del martes. Hasta la huelga de esta semana, las anteriores reivindicaciones eran firmadas directamente por los representantes sindicalistas, nunca se votaban por la plantilla. “Es un hito histórico esta votación. Jamás se había hecho así. Hasta ahora había sido con mano alzada y trapicheos. Una huelga de cinco días en la basura de Madrid no se ha visto nunca, mucho menos que estuviera decidida por los trabajadores”, cuenta Sebastián Bautista, miembro del Comité de Huelga.
Antes de finalizar la asamblea y de que se conociera el resultado de la votación, alguien entre el público hizo una última pregunta:
—Si sale que seguimos con la huelga, ¿dimitís?
—Por su puesto. Dimitiremos todos. Se convocarían elecciones para formar una nueva mesa de negociación. Con las empresas sí nos sentíamos fuertes, seguiríamos hasta el final de los días. Pero si se mete el Ayuntamiento y nos quitan la basura, contra eso ya no podemos. La basura es nuestra fuerza. Esto es lo máximo que hemos podido conseguir, compañeros. Si la huelga siguiera, tendríamos que marcharnos porque no hemos sabido traeros lo que nos pedíais—, zanjó Benito.
Eso no pasará, la huelga ha terminado.
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