Más aún en momentos como la pandemia en los que la entonces consejera de Presidencia se encargó de la elaboración de los decretos para responder a la crisis sanitaria y social y de engrasar la relación de los distintos departamentos y con un socio con el que no siempre era fácil alinear argumentarios y decisiones. Fernández ha sido la que en sus intervenciones públicas le chivaba al oído al jefe que había dado algún dato erróneo para que lo aclarase y a la que este recurría cuando a él se le traspapelaba alguna información en la cabeza.

Casada, con dos hijos, vive en Torrelavega y es licenciada en Derecho, aunque no consiguió ver cumplida su meta de convertirse en juez. Aficionada a salir al monte y a caminar con los suyos cuando no toca trabajar, su escalada antes de llegar a la cima del regionalismo comenzó desde abajo, como concejala del PRC en su pueblo, Bárcena de Pie de Concha, para hacer oposición durante doce años a un PP con mayoría absoluta en un ayuntamiento ahora gobernado por los regionalistas.

En el vídeo de su presentación como candidata quiso acordarse de Manolo Sañudo, la persona que la llamó para ponerse al frente de la lista municipal en 1999. Fue el mismo año en el que comenzó su vínculo con De la Sierra, que la eligió como secretaria cuando este se convirtió en presidente del Parlamento. Un Parlamento en el que antes había ejercido su padre, Pablo Fernández Rueda –en los círculos taurinos le conocen como 'El Norteño' y fue uno de los últimos toreros cántabros con recorrido nacional–, con UCD y en el que Paula Fernández asumió el puesto de Asesora de la Mesa y coordinadora del Grupo Regionalista entre 2003 y 2015, también coincidiendo con la etapa de De la Sierra como portavoz.

De nuevo, la llegada de De la Sierra a la Consejería de Presidencia en ese 2015 supuso el nombramiento de Fernández como su jefa de gabinete. «De él aprendí los principios del regionalismo, el sentido de pertenencia a esta tierra, la defensa de los intereses de Cantabria, el sentido común, la cercanía y la honradez», apuntaba la ganadora de las primarias, que también destacaba su «sentido de la austeridad». Una lección, esta última, que le valió algunos encontronazos con los consejeros del PSOE cuando ella se puso al frente de la consejería al final de esa legislatura de manera sobrevenida.

Después de veinte años haciendo de sherpa en el PRC, fue en 2019 cuando pasó de la segunda línea y el trabajo discreto a asumir de forma interina –después ya durante cuatro años como titular– esa cartera por la enfermedad del titular y se convierte en la primera mujer en dirigir una consejería bajo esas siglas. Además del coronavirus, sus obsesiones fueron la lucha contra la despoblación, el apoyo a los municipios y la mejora de los servicios de emergencias. Eso, y la que se escuchara la voz de Cantabria en Bruselas, dando relevancia a la representación en el Comité de las Regiones con asuntos como el del lobo, que como explicó en la Unión Europea –allí enseñó los ataques a las yeguas de su familia– sufrió en primera persona.

Revilla la encargó poner orden en Obras Públicas tras la dimisión de José Luis Gochicoa por el escándalo de corrupción y hasta la llegada de su suplente, y en los últimos dos años de legislatura tuvo algunas críticas internas por la pérdida de poder del PRC en la Federación de Municipios.

Trabajo y experiencia

En su vuelta al Parlamento como diputada tras la derrota electoral de 2023, Fernández se disputa con su colega Pedro Hernando el título de azote del Gobierno del PP por su vehemencia en la crítica y, después del fallecimiento de De la Sierra y el abandono de la política de José María Mazón, se convierte en la principal representante del ala más abierta y menos conservadora del PRC. Precisamente Mazón escribió en este periódico hace unos días una tribuna a su favor que dicen que ha sido determinante en la contundencia de la victoria.

Sobre todo, ponía en valor su capacidad de trabajo –es de las que come de táper en la oficina para no perder tiempo y cuando llega a casa por la noche se pone a preparar el del día siguiente– y, bajo el título 'Llama a Paula', resumía su presencia en todas las últimas decisiones importantes del PRC y la predisposición a atender hasta el último afiliado. «La prioridad es atender al concejal o el militante que la reclama», dan fe los amigos que apuntan lo difícil que es ir con ella a pasar el día a un pueblo de Cantabria. Desde ayer, lo será un poco más.