La principal hipótesis que comparten Red Eléctrica y el Gobierno es que el gran apagón se produjo porque varias plantas de generación se desconectaron de la red. Plantas que, según deslizan, son fotovoltaicas y se encuentran en Extremadura. Pero, según ha podido saber El Confidencial, Red Eléctrica recibió varios avisos de problemas de tensión en la red mientras todo el mercado funcionaba, a priori, con normalidad.
El operador del sistema estaba avisado en las horas y días previos al apagón de que se estaban produciendo variaciones de frecuencia de la red que ponían en peligro el sistema. Unos avisos que se transmitieron por los canales establecidos de comunicación de los productores y distribuidores de electricidad con Red Eléctrica, según informan fuentes conocedoras.
Ante preguntas de este medio, Red Eléctrica no ha querido entrar a valorar estas alertas. Tampoco grandes operadores como Iberdrola, Endesa o Naturgy han realizado comentarios. Desde el sector insisten en que este intercambio de información constante con el operador del sistema daba ese día "claras evidencias" de que la red operaba con inestabilidad, como ya había sucedido en semanas pasadas, y se ponían en peligro los puntos de generación.
El lunes 28, a las 12:30 horas, esa “oscilación de tensión”, de la que posteriormente informaba Red Eléctrica a la opinión pública, provocó que los propios sistemas automáticos de las plantas se desconectaran de la red. Las empresas que se tuvieron que desconectar reclaman explicaciones de los puntos exactos en los que se generaron esas oscilaciones, se preguntan por qué no se atendieron los avisos y por qué no saltaron las medidas de protección. Unas cuestiones que ni el Gobierno ni Red Eléctrica, de momento, han detallado.
Según fuentes del sector, la explicación del Gobierno y de Red Eléctrica invierte el orden de los factores: las plantas se desconectaron precisamente porque hubo problemas en la red. Es decir: la desconexión fue la consecuencia del problema, no su causa.
Pero lo de esta semana no es un caso aislado, según denuncian desde el sector. Los temores se han convertido en certezas con un histórico “cero” en el sistema, también denominado 'blackout'. El sistema eléctrico ha dado dos grandes avisos de problemas de tensión y frecuencia este año que, como reconocen los afectados, han podido acabar en un colapso total similar al del pasado 28 de abril.
El primero fue el pasado 9 de enero a las 2:30 de la madrugada. Según consta en el registro del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el reactor número dos de la central de Almaraz tuvo que parar de inmediato pese a estar funcionando al 100 % de potencia. Una parada extraordinaria provocada por los problemas de tensión existentes en la red, que hacían imposible acoplar la turbina del reactor al sistema.
“El suceso, que ocurrió mientras la unidad operaba al 100 % de potencia, se produjo por baja excitación en el generador eléctrico durante el proceso de devolución del regulador de tensión a modo automático”, explicaba el CSN. “Unas horas antes, este regulador se había pasado a manual por oscilaciones en la red de alta tensión”, añade el regulador.
De nuevo, las ya conocidas “oscilaciones de tensión”. En esta ocasión, los operarios de Almaraz II no lograron sincronizar la turbina a la frecuencia de la red, tanto por la vía habitual como por la manual. “La baja tensión de excitación en el generador eléctrico puso en marcha las protecciones de la turbina, deteniendo automáticamente el reactor”, concluía el comunicado.
Aquel 9 de enero, los cerca de 27.000 megavatios de demanda se cubrían casi en su totalidad con un 64 % de eólica, un 21 % de nuclear y un 6 % de ciclo combinado de gas. De golpe, 1.044 ‘megas’ de Almaraz desaparecieron de la red, poniendo en riesgo la estabilidad del sistema, que, afortunadamente, se quedó en una alerta.
Un hecho más reciente fue el pasado 22 de abril. El propio ministro Óscar Puente tuiteaba: “Un exceso de tensión en la red ha provocado que saltasen las protecciones de las subestaciones desde Chamartín hasta Pajares. Las subestaciones se han ido recuperando y ahora hay que recuperar los enclavamientos y señalización”. De nuevo, la falta de tensión en las subestaciones dejó tiradas durante dos horas las líneas de alta velocidad Valladolid-Palencia-León (incluida la variante de Pajares) y Valladolid-Burgos.
Aunque no fue un problema concentrado en esa conexión de Adif. A la misma hora, 19:00, Repsol notificó un corte eléctrico externo en su refinería de Cartagena, ajeno al complejo industrial. La energética tuvo que cesar su actividad y activar todos los sistemas de seguridad de las instalaciones.
La falta de electricidad activó los “episodios de antorcha”. La antorcha es un elemento de seguridad cuya función es eliminar gases y fluidos fácilmente evaporables que están siendo procesados. Repsol comunicó esta incidencia al 112, a las autoridades y a las asociaciones vecinales de la zona. Dos hechos aislados de gran magnitud que alertaban de problemas en un sistema que, en teoría, sabía gestionar cualquier tipo de incidente en tiempo real.
La principal hipótesis que comparten Red Eléctrica y el Gobierno es que el gran apagón se produjo porque varias plantas de generación se desconectaron de la red. Plantas que, según deslizan, son fotovoltaicas y se encuentran en Extremadura. Pero, según ha podido saber El Confidencial, Red Eléctrica recibió varios avisos de problemas de tensión en la red mientras todo el mercado funcionaba, a priori, con normalidad.
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