"Trump me deportó y vine a probar suerte": la ola migratoria que llega a España huyendo de la 'caza' de sin papeles en EEUU


Facing harsh anti-immigration policies under the Trump administration, several undocumented immigrants from the Americas are seeking refuge in Spain, finding it a more welcoming alternative.
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Desde que Juan Cárdenas llegó al aeropuerto de Barajas la tarde del martes 1 de abril, comenzó a preguntar en tiendas y todo tipo de negocios si necesitaban a alguien para trabajar "de cualquier cosa". Hasta finales de febrero, este mexicano de 36 años vivía en Miami, donde trabajaba sin papeles desde hace 10 años. Cuando Donald Trump ordenó la deportación masiva de millones de migrantes como él, Cárdenas fue encerrado, encadenado y deportado hacia su país. 

"Tuve la mala suerte de que me agarraron yendo al trabajo. Donald Trump me deportó y vine a probar suerte a España", dice mientras recorre a pie las calles del centro de Madrid con la esperanza de encontrar empleo y enviarle dinero a su esposa y sus 3 hijas, las cuales viven en Mérida, Yucatán, al sur de México. 

Ha llegado a España porque Estados Unidos ya no es una opción para él, dice, ni para miles de migrantes que han sido deportados desde que Trump regresó a la Casa Blanca.

Juan Cárdenas en la Gran Vía de Madrid buscando trabajo Cedida

"Se puso bastante difícil la cosa con el nuevo presidente", indica Cárdenas, que es uno de los 100.000 inmigrantes que han sido deportados, según reveló recientemente un funcionario del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) a The New York Post. Esta persona también dijo que había otros 113.000 extranjeros sin papeles que se encuentran detenidos y pendientes de ser expulsados. También existe otra cifra que se desconoce, que es la de los 'autodeportados', es decir, las personas sin papeles que se fueron por su cuenta de Estados Unidos.

En una entrevista con la cadena Fox News, Tricia McLaughlin, secretaria adjunta del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), aseguró que en las últimas semanas "ha aumentado" el número de personas que decidieron regresar a su país utilizando la aplicación CBP Home, con la que cualquiera puede autodeportarse.

Además, muchos migrantes ya no sueñan con llegar a Estados Unidos. "Estamos viendo niveles altísimos de migración inversa, gente que se da la vuelta en nuestra frontera sur", dijo McLaughlin.

Encadenado

Las autoridades estadounidenses han publicado vídeos y fotos de los inmigrantes encadenados y deportados a sus países de origen. Juan Cárdenas lo vivió en carne propia. "Te tratan de una manera muy inhumana. Nos tenían como a animales, encerrados, en el frío. Había personas enfermas y no les daban medicamentos ni atención médica", cuenta.

Él fue detenido en Miami el 27 de febrero cuando iba al sitio en el que trabajaba, una empresa que fabrica muebles de mármol y granito. Iba a bordo de una van con otros 5 compañeros, todos inmigrantes indocumentados cuando en el medio de la carretera, la Policía los detuvo. Como ninguno tenía papeles, los arrestaron y los entregaron a ICE para iniciar con su proceso de deportación.

Cárdenas recuerda que le llevaron a una celda que tenía espacio para 10 personas, pero llegaron a estar hasta 60. "Era una locura", relata. Estuvo 21 días en ese lugar, soportando frío, hambre, malos tratos y sin permiso para llamar a su familia en México, que no tenía noticias de él, hasta que el 20 de marzo le sacaron para montarle en un avión y deportarlo. "Nos encadenaron de las manos, los pies, la cintura y todo", describe indignado porque siente que lo trataron como si fuese un "gran delincuente". 

Aquel avión lo llevó junto a otros cientos de inmigrantes sin papeles hacia la frontera de Matamoros, en Tamaulipas, al norte de México, por donde le expulsaron de regreso a su país. Las autoridades mexicanas le dieron atención médica, un apoyo económico, comida y le ayudaron a reunirse con su familia en Mérida. 

Sin embargo, estuvo con sus familiares menos de dos semanas antes de migrar nuevamente. "Sentía que tenía que trabajar por mi esposa y mis hijas. Estábamos mal en lo económico", señala. Cogió lo que le quedaba de sus ahorros y se compró un billete de avión para llegar España "a empezar de cero", dice. 

Por otro lado, "Lucía" es una de las autodeportadas de las que hablaba McLaughlin en su entrevista con Fox News y que decidió abandonar Estados Unidos por su cuenta antes de que la encadenaran como lo hicieron con Juan Cárdenas. Ella ya está trabajando en Madrid. Llegó el 10 de marzo y dos semanas después ya estaba como interna cuidando de una mujer enferma.

Lucía habla con EL ESPAÑOL bajo condición de anonimato. Cedida

Esta mujer regresó de Milwaukee a Quito, la capital de Ecuador, el 11 de febrero, y tras varias semanas buscando trabajo sin éxito, se mudó a España "porque me dijeron que aquí me podía ir mejor". Dos semanas tardó Lucía dando vueltas por las calles de Madrid hasta que conoció en un supermercado a una mujer que buscaba a alguien que le cuidara a su madre con cáncer. "Me dijo que no importaba que no tuviera papeles porque necesitaba de alguien con urgencia, y aquí estoy ahora, cuidando de la señora", detalla. 

España, el nuevo destino 

España se ha convertido en la alternativa de los inmigrantes que huyen de la 'caza' de Donald Trump. Llegan de manera sencilla una vez que compran el billete de avión pues no se les exige visado para entrar al país como turistas. Además, pueden permanecer en España entre 3 y 6 meses.  

Para quienes deciden quedarse sin papeles después de ese periodo de tiempo, no existe un control tan estricto como el de Donald Trump en Estados Unidos que trate de expulsarles. Muchos inmigrantes permanecen en España durante años hasta que obtienen una residencia por arraigo social o por trabajo. Otros suelen casarse con ciudadanos europeos para obtener más rápido sus papeles. Además, el idioma, la cultura y la religión les permite adaptarse fácilmente. 

Al igual que Juan Cárdenas y Lucía, ha llegado el argentino Gumersindo Olivares, mientras que la venezolana Gladys Mejía ya planea mudarse desde Nueva Jersey hacia España. Los 4 coinciden en que, desde que regresó Donald Trump, Estados Unidos no es más un sitio seguro para ellos. 

Gumersindo Olivares, de 41 años, prefirió cruzar el Atlántico antes de viajar a Estados Unidos y arriesgarse a ser deportado. "Allá no hay oportunidad para los inmigrantes con Trump. No podés ni sacar visa de nada", explica. 

Este argentino es un mecánico originario de la ciudad de Mendoza. La crisis económica que golpea a su país le ha llevado a migrar para ganarse la vida y enviar dinero para sus tres hijos de 16, 13 y 8 años.

Gumersindo despidiéndose de su hija de 8 años en el aeropuerto de Mendoza, antes de llegar a Madrid. Cedida

Su primera opción era Estados Unidos en donde tiene familiares que llegaron hace mucho tiempo y se han hecho ciudadanos americanos, pero las medidas antiinmigrantes de Donald Trump le hicieron cambiar de opinión y comprarse un billete hacia España. 

Llegó el 24 de marzo y se ha asentado en Azuqueca de Henares. Todos los días busca trabajo como mecánico, aunque también puede trabajar como albañil, fontanero, electricista, domiciliario o metalúrgico. "Me desenvuelvo en todo. Cuando uno pone voluntad aprende de todo", detalla. 

Llegarán más inmigrantes 

Las últimas semanas de Gladys Mejía han sido de incertidumbre. Está en una carrera contra el tiempo debido a que las autoridades estadounidenses podrían deportarle en cualquier momento y enviarla de regreso a Venezuela. Es por esa razón que esta joven está planeando su llegada a España. 

Donald Trump ya ha ordenado la revocación de su estancia legal en Estados Unidos y le han advertido de que será deportada si no se va de ese país antes del 24 de abril.

Mejía tiene 27 años. De lunes a viernes trabaja en una fábrica de galletas en Nueva Jersey y los fines de semana se gana la vida organizando eventos privados como bodas o cumpleaños, y haciendo fotografías. 

Llegó desde Venezuela en septiembre de 2023 con un programa impulsado por la administración de Joe Biden llamado parole humanitario, a través del cual los migrantes de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua podían llegar por avión a Estados Unidos y trabajar durante 2 años en ese país. "Era necesario buscar nuevos horizontes y empleo porque la situación en Venezuela no está nada bien", cuenta Mejía, cuyo plan inicial era quedarse en Estados Unidos. 

Cifras de DHS indican que 530.000 migrantes de esos 4 países llegaron con parole humanitario hasta que Donald Trump lo clausuró en febrero de este año. Un mes después, el presidente estadounidense ordenó que todas las personas que entraron con este programa regresaran a sus países. 

Gladys Mejía recibió hace unos días una carta de las autoridades estadounidenses que le indicaban que "antes del 24 de abril tenía que regresar o que iba a ser propensa a que me deportaran". También le advertían sobre las consecuencias de quedarse sin papeles en Estados Unidos, las cuales eran "cárcel, deportación, te mandan a tu país con cero comodidades y te ponen en la lista negra para que no vuelvas a entrar nunca", explica. 

Esta chica tenía planeado acogerse al Estatus de Protección Temporal (TPS) que es otro programa con el cual los ciudadanos venezolanos que están en Estados Unidos pueden obtener una residencia y permanecer en ese país. Sin embargo, este también ha sido cancelado por Trump.  

"Me he quedado sin opciones y por esa razón decido irme a España", detalla Mejía quien espera llegar a Madrid en las próximas semanas y está tratando de orientarse con sus conocidos y amigos que ya están en el país, aunque las noticias que le dan no son muy alentadoras para ella, dice. "Las cosas en España pareciera que no están del todo bien. Es lo que me han comentado. Que pareciera que España se está volviendo un poco socialista y temen que se vuelva como Venezuela".

Gladys Mejía nos pide que no revelemos su rostro, pero nos autoriza para utilizar su nombre. Cedida

Los que ya están en España, por su parte, esperan encontrar las oportunidades laborales que alguna vez tuvieron en Estados Unidos. Como están apenas aterrizando, y sin papeles, no lo han sentido muy fácil. "Está complicado hasta ahora, pero no pierdo la esperanza porque mi meta es darles un futuro mejor a mis hijos", dice Gumersindo Olivares. 

Juan Cárdenas asegura que continuará recorriendo las calles de Madrid hasta que alguien acepte darle trabajo en algún sitio. Hasta el momento está sobreviviendo con los ahorros que tenía por sus 10 años trabajando en Estados Unidos. Antes de llegar desde México hizo una reservación en un sitio de habitaciones compartidas en un barrio madrileño. Come en la calle y trata de no gastar mucho para no quedarse sin plata. 

Al igual que en Estados Unidos, Cárdenas está buscando trabajo en fábricas de mármol y granito. "Yo soy muy bueno en lo que hago. Mi trabajo es de calidad", insiste, y también aclara que en su situación está dispuesto a trabajar en lo que sea que le contraten hasta que consiga sus papeles y no vuelva a pasar por la terrible experiencia de estar encadenado por ser indocumentado. 

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