Trump se abre a negociar tras hundirse los mercados: «Están desesperados por un acuerdo»


Facing market crashes and internal criticism, President Trump signals a willingness to negotiate trade deals, but only under specific conditions.
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Donald Trump dice ahora estar dispuesto a negociar, una vez ha entrado en vigor la primera fase de sus aranceles, un arancel universal del 10%. Tras una semana marcada por la caída de los mercados, incipientes críticas internas en su partido y la amenaza ... de un nuevo «lunes negro», el presidente ha insinuado por primera vez que su política arancelaria podría tener margen de ajuste.

«Estoy dispuesto a un acuerdo, pero tienen que eliminar su superávit», afirmó el domingo por la noche a bordo del Air Force One, en su regreso a la Casa Blanca desde Florida. «He hablado con líderes europeos, asiáticos, de todo el mundo. Están desesperados por cerrar acuerdos».

Trump comparó el efecto de los aranceles en la economía con un tratamiento médico doloroso pero necesario. «A veces tienes que tomar medicina para tratar algo», dijo. Con esta metáfora, justificó las caídas en los mercados como un coste inevitable para corregir lo que considera un desequilibrio estructural en el comercio internacional, especialmente con China y la Unión Europea.

Las palabras de Trump llegan después de tres jornadas consecutivas de desplome bursátil. El Dow Jones perdió más de 6.000 puntos desde el miércoles, cuando el presidente firmó una orden ejecutiva imponiendo un arancel del 10% a todas las importaciones y tarifas adicionales de hasta el 34% para unos 60 países, entre ellos China, India, Japón y la Unión Europea. Las nuevas tarifas entrarán en vigor el miércoles 9 de abril, en plena tormenta financiera. El valor de las acciones cayó más de seis billones de dólares, el petróleo descendió por debajo de los 60 dólares por barril, y el bitcoin cayó por debajo del umbral de los 80.000 dólares.

Durante el fin de semana, Trump y su equipo intentaron proyectar calma. El presidente salió de Washington para participar en un torneo de golf en Florida y solo regresó el domingo para recibir al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el lunes. Preguntado por su estado de ánimo, Trump respondió con sorna: «Muy bien, porque gané. Está bien ganar. ¿Oíste que gané [el campeonato], verdad?».

Sin embargo, al ser presionado por periodistas sobre el futuro de la economía, Trump se mostró más serio. Rechazó que las caídas bursátiles sean culpa suya, pero comparó el impacto de los aranceles con una cura dolorosa: «A veces tienes que tomar medicina para arreglar algo». Aunque insistió en que su política responde a un problema estructural —«perdemos cientos de miles de millones con China»—, admitió que no se puede predecir cómo reaccionarán los mercados: «Lo que va a pasar, no se lo puedo decir. Pero nuestro país es mucho más fuerte».

El giro discursivo del presidente ha coincidido con un creciente malestar entre sus aliados. Elon Musk, uno de los principales donantes republicanos, pidió eliminar todos los aranceles con Europa. Bill Ackman advirtió en redes que, si no se suspende la nueva ronda, «el riesgo es una recesión, potencialmente severa». En el Congreso, el republicano Don Bacon presentará este lunes un proyecto de ley para limitar el poder presidencial sobre la política comercial. Y hasta Ben Shapiro, referente mediático de la derecha, tildó los aranceles de «probablemente inconstitucionales».

Trump, no obstante, asegura que los contactos están en marcha. Según dijo, ya ha hablado con varios líderes tecnológicos —«los más grandes»— y afirma que no le culpan. «Ellos entienden», comentó. Aunque no quiso dar nombres, aseguró que pedirá permiso para revelarlos.

«Europa ha hecho una fortuna a nuestra costa. Nos han tratado muy, muy mal», insistió. A quienes le preguntan si estaría dispuesto a eliminar aranceles como propone Musk, les responde con condiciones: «No hay negociación a menos que nos paguen mucho dinero cada año».

Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea, calificó el viernes los nuevos aranceles de Trump como «muy preocupantes y muy indignantes». Durante una visita a Washington, advirtió que estas medidas no responden a cuestiones regulatorias, sino a un intento de corregir desequilibrios comerciales por la vía de la imposición unilateral, algo que ahora Trump confirma.

Ribera recordó que el impacto de estos aranceles será global, incluida la propia economía estadounidense, y confirmó que la Comisión Europea estudia represalias selectivas, desde medidas recíprocas hasta acudir a la Organización Mundial del Comercio. Bruselas votará el 9 de abril una primera lista de productos afectados, entre los que podrían estar la soja, el bourbon y componentes tecnológicos. «Frente a una guerra comercial de este calibre», dijo Ribera, «Europa debe actuar con firmeza, en defensa de sus valores y su cohesión».

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