La estrategia de Estados Unidos en su política comercial no termina de estar clara, dados los bandazos constantes en las decisiones de su presidente, Donald Trump. Sin embargo, en el inicio del maratón negociador con decenas de países empieza a emerger una idea con cada vez más fuerza: la de concentrar la guerra comercial con China y tratar de aislar al país asiático mediante acuerdos con otros socios comerciales. En algunos casos, según dijo el propio Trump en una pregunta referida a Latinoamérica, podría estar tentado de poner a los países en la tesitura de elegir entre China y Estados Unidos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, que criticó el acercamiento de España a China con dureza y difundió después un duro y frío comunicado sobre su reunión con el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, aparece como el artífice de esa estrategia. El primer paso se dio con la tregua parcial de los mal llamados aranceles recíprocos. Trump dejó al margen de la misma a China, a la que impuso aranceles del 125% que se suman a los del 20% que ya tenía con la excusa del fentanilo y a otras medidas proteccionistas adicionales.
La exención de aranceles a la importación de teléfonos móviles, ordenadores y otros productos tecnológicos no sería tanto una concesión a la potencia asiática como a los gigantes tecnológicos como Apple o Dell, a quienes tales tasas castigaban con dureza. Nvidia, mientras, se ha visto golpeada por la restricción a la exportación de sus circuitos integrados H20, unos microprocesadores potentes, pero menos que otros de la firma, que había diseñado específicamente para eludir prohibiciones previas.
Al tiempo, la Administración de Trump ha endurecido su mensaje con Pekín esta semana. Después de que el propio presidente tendiera la mano a la negociación, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, se mostró muy dura en su rueda de prensa de este martes al leer una declaración del propio presidente. “La pelota está en el tejado de China. China necesita llegar a un acuerdo con nosotros. Nosotros no tenemos por qué llegar a un acuerdo con ellos”, dijo. “No hay ninguna diferencia entre China y cualquier otro país, salvo que es mucho más grande. Y China quiere lo que nosotros tenemos, lo que todos los países quieren: los consumidores estadounidenses. O, dicho de otra forma, necesitan nuestro dinero”, sostuvo la portavoz.
El secretario del Tesoro también apuntó la semana pasada en esa dirección, aunque sin ahorrarse críticas a otros socios comerciales. “Han sido buenos aliados militares, pero no perfectos aliados económicos”, dijo Bessent, que se mostró optimista sobre la posibilidad de alcanzar acuerdos y “entonces abordar a China como un grupo”.
El punto débil de esa argumentación es que Trump ha dañado de forma difícil de reparar la confianza de sus aliados. Poner la proa a China para entregarse a Estados Unidos se antoja, más que nunca, como una operación de alto riesgo. Aunque España se haya situado en vanguardia con la visita de Pedro Sánchez a Pekín, el acercamiento a China como socio estratégico es una estrategia europea.
Trump, sin embargo, parece dispuesto incluso a recurrir a la coacción y forzar a los países a elegir entre las dos superpotencias. En una entrevista difundida este martes por Fox Noticias, Trump se refirió precisamente a si los países latinoamericanos podrían verse obligados a abandonar la iniciativa china conocida como la Ruta de la Seda para poder llegar a acuerdos con Estados Unidos. Ante la pregunta de si podrían verse obligados a elegir entre ambos, el presidente contestó afirmativamente con un condicional: “Sí, es lo que ha hecho Panamá, lo que están haciendo otros y lo que quizá estén pensando en hacer otros. Sí, tal vez, deberían hacerlo”.
Trump ya logró ciertas concesiones de México y Canadá sobre las importaciones desde China en su primera andanada de aranceles a dichos países. Una de las preocupaciones estadounidenses es que el país asiático esté introduciendo de forma indirecta productos a Estados Unidos tras exportarlos a otros socios comerciales de la primera economía del mundo. El mismo razonamiento podría extenderse a las negociaciones con los países del sudeste asiático, a los que el Gobierno de Trump acusa de actuar como una extensión del poderío industrial chino. Países como Vietnam, Camboya, Malasia y Tailandia cuentan con instalaciones que sirven como puntos de montaje final para productos fabricados con componentes chinos, entre ellos paneles solares, objeto de los aranceles de Trump en su primer mandato.
“Por nuestra parte, queremos evitar el transbordo, que ha sido un gran problema. Y por su parte, creo que quieren evitar el dumping. Porque estos productos chinos van a acabar en algún sitio. No creo que haga falta mucho para convencerlos si se les corta su mayor mercado de exportación”, declaró Bessent esta semana en una entrevista en Bloomberg TV.
China es la principal obsesión del presidente, del mismo modo que lo era Japón en la década de 1980, cuando Trump ―que entonces era promotor inmobiliario― empezó a abogar por imponer fuertes aranceles a las importaciones de dicho país. Ahora, Japón es visto como un potencial aliado en esa batalla para aislar a China. De hecho, el propio Trump decidió acudir este miércoles en persona a la primera reunión sobre aranceles con Japón. El país asiático nombró como negociador a su ministro de revitalización económica, Ryosei Akazawa.
La de este miércoles es la primera reunión negociadora a la que ha decidido acudir el presidente, que no participó en el encuentro del vicepresidente de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, con el secretario de Comercio, Howard Lutnick. “Japón viene hoy a negociar aranceles, el coste del apoyo militar y la ‘LEALTAD COMERCIAL’. Asistiré a la reunión, junto con los secretarios del Tesoro y de Comercio. ¡Esperemos que se pueda llegar a un acuerdo que sea bueno (¡EXCELENTE!) para Japón y EE UU!”, escribió Trump en Truth, su red social.
Después, al término de la reunión, informó escuetamente del encuentro por la misma vía. “Es un gran honor haberme reunido con la delegación japonesa sobre comercio. ¡Gran avance!”, tuiteó, sin dar más detalles.
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