Desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi, donde comenzó su trayectoria en 1958 y cuyo departamento de Etnografía dirigió hasta noviembre del pasado año, han mostrado sus condolencias en un mensaje difundido en sus redes sociales. «Un gran vacío recorre los pasillos, despachos y actos de Aranzadi», han lamentado esta mañana. «Todos los que le conocimos y compartimos su amistad tenemos un hondo pesar por su fallecimiento. Mantendremos vivo su recuerdo y presencia», han destacado.

Desde la Diputación de Gipuzkoa también han despedido «con tristeza» a Leizaola. La diputada de Cultura Goizane Álvarez ha subrayado que ha sido una «figura clave de la etnografía vasca y memoria viva de nuestro patrimonio» y ha puesto en valor «su legado, su mirada curiosa y comprometida» además de su «generosidad, culminada en la donación de su valiosísima colección a Gordailua».

El etnógrafo donostiarra cedió más de 4.000 piezas etnográficas al Centro de Colecciones Patrimoniales de Gipuzkoa. Su archivo personal lo completan más de 20.000 libros y revistas y cerca de un millón de fotografías. «Nos hemos quedado huérfanos», han lamentado desde Gordailua tras conocer el fallecimiento de Leizaola.

En el Museo San Telmo, institución con la que colaboró estrechamente, la despedida ha sido igualmente emotiva. «Aunque ya no está, le tendremos con nosotros en cada cuenco, cesta, escoba, azada, hacha, hoz, azadón, arado... del museo». Y han agradecido su dedicación incansable, su conocimiento y su amor por el patrimonio vasco: «Echaremos de menos tu apoyo y ayuda en el trabajo diario del museo».

Fundaciones como Olaso Dorrea, en Bergara, y la Jose Miguel de Barandiaran, en Ataun, o el Caserío Museo Igartubeiti, en Ezkio, también han expresado su pesar, al igual que la escritora Mariasun Landa, quien ha querido sumarse al reconocimiento colectivo a una figura imprescindible para el patrimonio cultural vasco.