Ese espíritu de verano eterno ha tomado forma en Valencia con la llegada de 'Escama Cánovas', el nuevo restaurante que abre sus puertas en la calle Conde Altea, 22, tras consolidar su proyecto original en Jávea. La idea es clara: rendir homenaje a la esencia de La Marina y traerla al centro de la ciudad. Aquí, el comensal no solo se sienta a comer, sino a revivir un día perfecto en la costa alicantina, con todo lo que eso implica.

Una historia que comienza en la Cala del Portitxol

Escama nació de una conversación tan sencilla como reveladora. Fredy y Juanmi, amigos y fundadores del restaurante, paseaban una mañana por la cala del Portitxol. El día anterior, en la lonja de Jávea, uno de ellos se atragantó comiendo pescado. «Juanmi estaba comiendo un pescado y se atragantó con una espina. Y dijo: 'Me he atragantado con una escama', y yo le corregí diciendo que era una espina. Más tarde, paseando por la cala del Portitxol, supimos que el nombre del restaurante iba a ser Escama», recuerda. Así empezó todo.

Con ese guiño entre amigos nació Escama Jávea en agosto de 2023, un local con vistas a la Playa del Arenal que pronto se convirtió en sinónimo de buena mesa, ambiente acogedor y sabor mediterráneo auténtico. Ahora, con la apertura de su segundo local en Valencia, el viaje gastronómico se amplía.

Un espacio que huele a sal y jazmín

Nada más entrar en Escama Cánovas, el visitante siente que está más cerca del mar. La brisa suave, los tonos cálidos, la decoración inspirada en Jávea y una iluminación que invita a quedarse crean un ambiente relajado y elegante. El espacio se distribuye en tres zonas: una sala principal con planta superior y un reservado, una amplia barra donde también se puede comer, y una terraza ideal para las noches templadas de la ciudad.

El horario acompaña esta experiencia. De lunes a viernes se puede disfrutar del almuerzo entre las 12:00 y las 15:30 horas, y de la cena desde las 20:00 hasta las 23:00. Los viernes, sábados y domingos, el servicio se extiende en formato non-stop desde mediodía hasta las 23:30.

Tapas, arroces y cocas

En Escama se cocina con producto de cercanía y respeto a las raíces. La carta es una celebración de la cocina alicantina: arroces como el del senyoret o la fideuà de marisco, perfectos para compartir, conviven con tapas y platos que despiertan el apetito y la conversación.

Algunos de los imprescindibles son la marinera de ensaladilla con anchoa, la sepia mayonesa en honor a Chema, el tartar de atún rojo con alga wakame y encurtidos, y la ensalada de la Huerta de Jávea con vinagreta de sésamo. También hay propuestas más contundentes, como el chuletón de vaca rubia gallega con 45 días de maduración, sin olvidar postres con identidad como el tiramisú de horchata y fartons.

Mención aparte merecen las cocas tradicionales de Jávea, una rareza fuera de la comarca, que aquí se presentan en tres versiones: cebolla, sobrasada con queso de cabra, y espinacas con queso. Platos que, sin artificio, resumen la esencia de una tierra donde la cocina es parte del paisaje.

Un verano que no se acaba

Escama no es solo un restaurante, sino una idea: la de que la felicidad está en los pequeños placeres. Un chapuzón en Cala Blanca, una foto frente a las puertas azules del Portitxol, una cerveza bien tirada entre risas, un arroz con socarrat para cerrar la jornada. Escama Cánovas ha logrado embotellar todo eso y servirlo en plato.

Y lo hace con la misma filosofía con la que nació junto al mar: celebrar la amistad, la buena comida y los momentos que dejan huella. Porque, como dicen sus creadores, «cada momento en Escama es una verbena de verano en La Marina».